La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena
125 Dagmar Raczynski, Daniel Salinas Se requiere una mayor continuidad y sistematicidad en las relaciones de colaboración entre el Mineduc y la Subdere Resulta indispensable una modificación en los vínculos de ambas insti- tuciones con los niveles subnacionales de la administración del Estado y con los actores activos en el ámbito educacional del mundo privado. Se incluye en este a las familias, la comunidad, sostenedores privados de educación, orga- nismos de asistencia técnica (educación superior, ONG, fundaciones, etc.), así como empresas y organismos que pueden dar apoyo financiero o técnico a los sostenedores y los establecimientos educacionales a su cargo. Se trata de un trabajo colaborativo en red entre actores y agentes que hoy se coordinan solo excepcionalmente. El sostenedor público de la educación tiene un papel y asume una responsabilidad que lo diferencia del sostenedor privado Los elementos planteados sugieren que el municipio, como gestor de la política educativa de la comuna, juega un papel distinto, en parte, al de un sos- tenedor privado. Además de ser responsable de los colegios a su cargo, como lo es también el sostenedor privado, debiera hacerse cargo de la política educa- tiva comunal, tomando decisiones que fortalezcan un sistema educativo local, esto es, que sean pertinentes en el entorno en el cual opera, aludiendo con ello a tendencias demográficas (fecundidad y migración), dinámica productiva, ca- racterísticas de la oferta de colegios administrados por privados en la comuna, y por privados y municipios en comunas aledañas, disponibilidad de recursos de asistencia técnica, etcétera. El trabajo colaborativo en red emerge acá como importante. Formular una política educativa local pertinente requiere de insumos de información y estu- dio sistemáticos. En esta área, el nivel regional debiera proveer la información y estudios necesarios, y discutir los resultados con los sostenedores municipales y particulares en la región, y con los departamentos provinciales de educación. Esto permitiría aunar criterios, debatir prioridades, definir complementarieda- des, evitar duplicaciones, etcétera, y lograr políticas locales realistas de educa- ción. Simultáneamente, los estudios y actividades de este tenor subsanarían una falla de la política educativa nacional y su implantación en los colegios, que es no contextualizar la política nacional según características y necesidades regio- nales y provinciales. Representaría un primer esfuerzo de un papel activo del gobierno regional en la política educacional en la región.
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