La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena
115 Dagmar Raczynski, Daniel Salinas bilidad agregada para el conjunto de los establecimientos, según las categorías de asignación y ejecución presupuestaria, requeridas por el nivel central, pero poco relevantes para una gestión municipal eficiente. Ella no incluye estimación de ingresos y gastos no monetarios ni proyecciones futuras de gastos atados a inversiones previas. Pocos municipios llevan contabilidad por establecimiento educacional, un insumo importante para la toma de decisiones. Algunos solo manejan apreciaciones sobre establecimientos con déficit y muy pocos han es- timado la magnitud del déficit o superávit por establecimiento. La gestión de los recursos en la mayoría de los municipios está centraliza- da en el DAEM o la corporación municipal. 12 La subvención de mantención con cierta frecuencia la maneja directamente el colegio, además de los recursos que puede aportar el Centro de Padres, o un quiosco instalado en el patio del es- tablecimiento. La administración delegada no ha sido implementada, según los entrevistados porque los colegios no han sido proclives a ella, pese a la mayor autonomía que podría significarles. Esto se explicaría porque implica para ellos un trabajo adicional que no necesariamente están en condiciones de realizar. Adicionalmente, hay trabas que quieren evitarse, como la necesidad de obtener varios presupuestos en caso de contratar un trabajo que supere cierto monto, y las asociadas al sistema ChileCompra. Para la adquisición de insumos se susci- taría además una pérdida económica, puesto que si el DAEM o la Corporación compran grandes volúmenes obtienen precios más bajos. Tres aspectos relacionados con los costos de entregar educación aparecen reiteradamente en entrevistas con sostenedores. Los consignamos aquí, a pesar de no existir —ni en el nivel local ni el nivel central— evidencia empírica de dicha relación. El primero de estos aspectos es el de los “costos encubiertos”. El Mine- duc entrega y da apoyo a los colegios, en particular y preferentemente a los “focalizados”, y al mismo tiempo impone compromisos presentes y futuros al sostenedor, como la desviación de tiempo del personal docente o administra- tivo para coordinar y ejecutar lo que implica la política ministerial, incluido el pago de horas profesionales adicionales, habilitación de espacios adecuados para el programa o acción específica. En costos futuros, la mantención, repo- sición y actualización del equipamiento. Una parte de los sostenedores, en general los que realizan una gestión de mediano o largo plazo y técnicamente más calificada de la educación, se impacienta con esta imposición de gastos no previstos en su propia planificación. Otra parte adopta una perspectiva de más corto plazo y agradece los recursos que llegan por esta vía a sus co- legios. 12 La única excepción a esta regla de que tenemos noticia es el caso de Ñuñoa.
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