La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena
109 Dagmar Raczynski, Daniel Salinas ¿P or qué es indispensable fortalecer una gestión descentralizada de la educación ? L as decisiones en torno a temas pedagógicos deben ser tomadas en la escuela La literatura sobre escuelas efectivas y cambio escolar deja en evidencia que sin excepción los resultados educativos que se obtienen se juegan en la escuela. Esto es, en los procesos de enseñanza y aprendizaje desarrollados en el aula, así como en la forma en que en la escuela se gestionan las materias técnico-pedagógicas y se encaran temas de disciplina, convivencia y adaptación al cambio. En este sentido, los agentes responsables directos de los resultados que obtienen los alumnos son los docentes y directivos. Si ellos no asumen y se apropian con responsabilidad de estos temas, lo que la política pública puede lograr es limitado y externo a los procesos escolares, que son determinantes —y deben modificarse— para mejorar los aprendizajes. Se requiere que la política considere a los colegios en forma sistémica y en relación con su entorno inmediato (socioeconómico, cultural, de recursos, acceso, oferta educacional alternativa, etc.), y que, para cumplir con sus prio- ridades y metas, ofrezca alternativas de acciones para responder a las particu- lares condiciones y necesidades de cada unidad educativa. La política facilita, encauza y estimula acciones, pero la decisión sobre acciones específicas, su oportunidad, secuencia, plazos, etcétera, debe tomarse en función de la reali- dad de cada unidad educativa y con los agentes que operan en ella. Esta manera estructurada pero flexible de visualizar la política implica un vuelco en la forma vertical y jerárquica en que tradicionalmente se ha diseñado la política pública de educación en el país, donde la política se confunde con la suma de programas que “bajan” y llegan de modo estandarizado y homogéneo a cada colegio. En el meollo del tema hay dos desafíos no logrados o logrados muy parcialmente por la política educacional de las décadas pasadas. Estos son el empalme entre la política general y la complejidad microscópica de la unidad educativa, y el compromiso de directivos y docentes con un proceso continuo de mejora escolar. No hay cambio educativo y mejora sustentable si los agentes involucrados en el nivel del aula y la unidad educativa no asumen el cambio, le dan significado y lo incorporan en sus conductas. Las referencias sobre escuelas efectivas y el mejoramiento escolar son muchas y sus resultados altamente coherentes. Entre otros, se sugiere consultar Edmonds (1979), Reynolds y Creemers (1989), Fullan (1991), Creemers (1994), Sammons, Hillman y Mortimore (1995), Slavin (1996), Fullan y Stiegelbauer (1997), Mortimore (1997), Scheerens (2000), Murillo (2003a y b), Brunner y Elacqua (2003). Para Chile ver Martinic y Pardo (2003), Bellei, Muñoz et al. (2004), Eyzaguirre (2004) y Raczynski y Muñoz (2005). Este tema se desarrolla en Raczynski y Muñoz (2006).
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