Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
95 Quedará la sensación en la historia de que Bolívar abandonó a Bello a su suerte y que Bello se demoró en verlo, pero cuando lo vio, actuó. 64 Lo que resultará del viaje a Italia de Goethe serán esas Elegías ro- manas, a veces obscenas, que hicieron al impetuoso Schiller censurar cuatro de ellas al momento de publicarlas, a instancias de la adverten- cia de Herder. 65 Por otro lado, esta servidumbre y confrontación se daba de modo bastante complejo pues se lo recuerda a Goethe —como apunta Safranski— al servicio del duque de Weimar, mientras el escritor y organista Christian Schubart, mártir de la libertad a quienes se escribían homenajes, yacía en un calabozo por haber ofendido a la amante del príncipe y haberlo criticado por vender súbditos a Inglaterra para la guerra. 66 Goethe fue requerido por la mujer de Schubart, pero no hizo nada útil a su favor. De similar manera, en un calamitoso acto de desdén por la libertad y arreglo con el poder, Bello expulsó de la Universidad de Chile a Francisco Bilbao por sus actos contra la autoridad. estado. Cualquiera que haya formado juicio de la situación de la república por los impresos que se han publicado de cierto tiempo al presente, se vería preci- sado a reformarlo, si observara el país de cerca”. “Advertencia”, en Bello (Vol. XVIII, p. 206 ). 64 Esta es una larga polémica sin solución en los documentos, que por haber sido muchos de ellos interceptados, puede pensarse que son ambiguos a este respecto, y con razón. Los chilenos biógrafos de Bello, Miguel Luis Amunátegui y Eugenio Orrego Vicuña, fueron bellistas, en cierto sentido, antibolivarianos. Ambos no vieron con buenos ojos a Bolívar en el asunto Bello. El segundo atribuyó esta deslealtad de Bolívar al “desapego cesáreo de quien, llegado a las máximas alturas humanas, absorbido por la grandeza de su obra y por la magnitud de un poder casi omnipotente, no tiene ojos para los amigos y compañeros lejanos ni tiempo que dedicar a sus miserias”, citado en Caldera ( 1964 , p. 43 ). La verdad es que hay amigos que no necesitan llegar muy alto, sino que bastante bajo, para reaccionar de forma parecida o peor, pero lo cierto es que quien se hace cargo de estos aportes historiográficos, Rafael Caldera, en su trabajo ya clásico Andrés Bello , las emprende contra los mismos aduciendo que: los documentos no soportan esta interpretación; las circunstancias políticas de Colombia dificultaron las tareas de Bolívar, las comunicaciones eran muy lentas; Bello era demasiado tímido para representar de forma frontal sus inquietudes, ibid. , pp. 43 - 4 . El trabajo posterior al de Caldera, Bello y Bolívar de Antonio Cussen ( 1998 ) destraba parte importante de esta cuestión. 65 Munárriz ( 2008 , p. 9 ). 66 Safranski ( 2009 a, p. 19 ).
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