Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

93 En una confidente, y a ratos flemática, carta de octubre de 1845 (fechada en septiembre por error), escrita al también poeta Juan Ma- ría Gutiérrez, Bello confiesa lo siguiente: Siento mucho que usted se vea también por falta de tiempo, en la necesidad de decirle adiós a las musas; pero la verdad es que estas divinidades son celosas y no se contentan con ratos perdidos o roba- dos a otras preocupaciones [y sigue, con dos decasílabos] no gustan de dividir su imperio y quieren al hombre todo entero [...] Yo no re- cuerdo a ningún poeta de primer orden que haya sido otra cosa que poeta. El gran mundo, el bullicio de los negocios, y sobre todo de los negocios políticos, tan favorables a la oratoria, no lo es para la poesía, que gusta de la contemplación aun en el seno de la sociedad. Y si aun las altas combinaciones del gabinete y de los ejércitos la ahuyentan, qué serán el fastidio y la monotonía de una oficina subalterna. 57 Y años después, en una carta a Manuel Ancízar, le dice burlonamente: “Ahora vivo, o por mejor decir, vegeto, en la más rastrera prosa”. 58 Be- llo puede ya decirlo con tanta franqueza, pues hace ya mucho tiempo ha renunciado a ser poeta. El triunfo del ideal romántico es que la poesía se convierta en una deidad monoteísta. Bello se ha dedicado a muchos dioses menores. Goethe, en cambio, de las maneras más diversas mantuvo control so- bre sí mismo a la hora de quedar supeditado al poder. La huida que realiza Goethe a Italia, en el año 1786 —en la que se rebela contra Karl August, duque de Weimar cuando era su consejero (“El tres de septiembre, a las tres de la madrugada, salí de Karlsbad a hurtadillas, pues de otro modo me lo habrían impedido”)— 59 sería imposible en la personalidad de Bello. 60 57 Carta a Juan María Gutiérrez, 7 de octubre de 1845 , en Bello (Vol. XXVI, p. 108 ). 58 Carta a Manuel Ancízar, 11 de octubre de 1856 , en Bello (Vol. XXVI, p. 337 ). 59 Del diario personal de Goethe, citado por Safranski ( 2009 a). 60 En cierto sentido (como dice Marina Tsvietáieva) Goethe está fuera de los celos del corazón porque ha alcanzado la corte. Y desde la corte busca conquistar el co- razón. Su posición es así única. Su capacidad de ser dramaturgo es además su arte de salirse de la lucha cuerpo a cuerpo. El problema de Bello es que alcanzó una corte, se hizo por momentos cargo de ella y para entonces apenas pudo volver

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