Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
85 ejerce su libertad cuando se adhiere al imperio de las leyes y tam- bién es libre cuando se libera de esa adherencia. Todo ello, al punto de merecer por esta condición una clasificación distintiva entre los animales pacíficos y violentos. Ya en su Filosofía del entendimiento se había puesto al borde de una definición de avanzada, para retroceder en el párrafo inmediato: La existencia del hombre es turbada por el dolor mucho más a me- nudo y más profundamente que la de los brutos. Si su inteligencia le proporciona goces deliciosos de que los brutos no son capaces, ella también le hace susceptible de fastidios, de sinsabores, de an- gustias, de pesares, de remordimientos, que los brutos no sienten. El ansia de un bien le martiriza; pero apenas lo posee, lo desestima; y, sin embargo, aun cuando lo mira con hastío, el temor de perder- lo le causa inquietudes acerbas. Ve venir los males desde mucha distancia, y es ingenioso para forjárselos aun donde no existen. Se siente comprimido, por decirlo así, en su existencia terrena; y con todo eso le espanta la muerte. Aspira a una felicidad que no puede darle este mundo, y a la inmortalidad en ella. 45 Y, entonces, agrega este recurso de un ilustrado católico: “Pero, sin esta mezcla de placer y de dolor, no pudiera existir la más bella de las obras de Dios, la virtud”. 46 • Bello, a su vez, escribirá versiones de distintas fábulas, en las cuales el carácter asociado a los animales supondrá gran parte del juego. Los animales, por tanto, serán tipos de caracteres que explicarán falencias o talentos de la sociedad. Un buen ejemplo podemos encontrarlo en una fábula que narra un enfrentamiento entre la libertad individual y el interés colectivo, y que se traduce en libertad colectiva. Ella es “El hombre, el caballo y el toro” . 45 Filosofía del entendimiento, en Bello (Vol. III, p. 166 ). 46 Ibidem.
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