Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
803 volverse un lugar seguro, un lugar imperial, es decir, un territorio gobernado por el Derecho. Las relaciones exteriores de la nación eran para Bello el futuro y serían más convenientes para Chile en cuanto el ajetreo mundial se trasladase al océano Pacífico. A pesar de tal conciencia, poco a poco Bello no quiso saber más de todo eso. Quería volver al río de cuya ri- bera había sido rescatado, cualquier río fuera. En “Al Biobío”, poema publicado en El Picaflor , en 1849 , Andrés Bello se confesaba. Nada quería saber ya de la política, ni las aclamaciones, las aglomeraciones humanas; no quería ni envidiar ni ser envidiado. Se piensa a sí mismo en una cabaña junto al Biobío, observando su curso entre los vergeles: ¡Quién pudiera, Biobío, pasar la existencia entera en un boscaje sombrío de tu encantada ribera! Una cabaña pajiza, donde viese tu onda pura, que callada se desliza entre frondosa verdura, donde, en vez del movimiento de políticos vaivenes, susurrar oyese el viento, entre robles y maitenes, Y escuchase la alborada que en no aprendida armonía, canta el ave en la enramada saludando al nuevo día; una pajiza cabaña, en que gozase el reposo de la paz que nunca engaña, ni envidiado ni envidioso;
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