Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
796 y sonrïendo, la asustada frente le besan una a una. 244 Entonces, la descripción del poeta se refiere a la madre israelita, que ha dejado al niño correr río abajo para salvarlo: Mas ¡oh tú, que de lejos a tu hijo por la playa desierta seguiste desolada, el rostro fijo en su carrera incierta! Llega; el hinchado seno da al infante; tu llanto ni su risa revelarán en ti la madre amante, pues aun no es madre Ifisa. 245 Moisés queda al cuidado de una paradoja: En los brazos maternos, rocïado con lágrimas de duelo y de gozo a la par, dulce cuidado de la tierra y del cielo, El pequeño Moisés iba seguro; de Faraón crüel hospeda el regio alcázar al futuro caudillo de Israel. 246 Y entonces, esta interpelación al pueblo que liderará Moisés: «Alégrate, Jacob, en el asilo de tu destierro (el canto 244 “Moisés salvado de las aguas”, vv. 101 - 104 , ibidem . 245 “Moisés salvado de las aguas”, vv. 105 - 112 , ibidem. 246 “Moisés salvado de las aguas”, vv. 113 - 120 , ibidem.
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