Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
759 valorara lo bueno y lo malo: una generación refinada. La esperanza de esta idea tuvo existencia en una mujer, la única de talento para hacer y valorar, Mercedes Marín: Para llegar a tener un auditorio capaz de aplaudir el talento de un poeta, era preciso aguardar a que se levantara una nueva jenera- cion. Una mujer felizmente dotada por la naturaleza era la única que, formando una escepcion brillante en medio de la prosaica so- ciedad chilena de entonces, componia versos dignos de conservar- se, i podía apreciar los que otros hicieran. 150 El ideario romántico de los Amunátegui ve en Sor Juana Inés de la Cruz a un genio que se desarrolla pese a los obstáculos y que, sin embargo, soportando una pesada estupidez ajena, debe ceder hasta quedar muda; su ideario ilustrado ve en Mercedes Marín una inteli- gencia natural, pero también una producida por un ambiente social y doméstico estimulante. En lo sucesivo, mantendrá su posición oficial, es decir, aquella que sostiene a pie juntillas los beneficios de la educa- ción, de la facilitación de todos los materiales posibles para el refina- miento de las mentes, fueran o no geniales (es absurda y antiilustrada la idea de que se debe ser genio para ganarse el derecho a la educa- ción); y no, en cambio, el ideal romántico, cuya distintiva tendencia es a buscar la manifestación de la inteligencia donde se desenvuelve el viento contrario a ella. Ahora bien, hay un aspecto en esta biografía literaria que llama la atención. Ocurre con motivo de las producciones literarias femeninas coloniales. Y el personaje elegido aquí, en una especie de contrapunto con Marín y Sor Juana Inés de la Cruz, es Sor Úrsula Suárez, en cuyo talento frustrado identifica los síntomas opresivos. 151 150 Gregorio Víctor y Miguel Luis Amunátegui ( 1861 , p. 200 ). 151 A ella Miguel Luis Amunátegui dedica páginas no muy felices, páginas que mi- nusvaloran al personaje y lo exhiben víctima —así nos lo dice textualmente— de una “imajinación calenturienta”. Los estudios contemporáneos han rescatado la figura de Úrsula Suárez, pero el anticolonialismo de Miguel Luis Amunátegui es de tal proporción y de tal ardor, que no ve sino estupidez y oscurantismo en los textos escritos por esta monja santiaguina. “La pintura del diablo visto con un espejo, con sombrero semejante a una callampa” es para él la prueba de la
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