Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

757 Y si huyen a sus hórridas guaridas, Ponga el remordimiento Con incesante, roedor tormento, Fin espantoso a sus infames vidas. 144 El Mercurio de Valparaíso reveló que su autora era Mercedes Marín del Solar. Ella había recordado las batallas de la guerra de independencia con estos versos, que tampoco son un botón de pacifismo: Era un indefinible sentimiento De plácida alegría, Oyendo el estampido Del cañón que atronaba El aire, i que los triunfos anunciaba. 145 Aunque también se la recordará —por el entonces niño Gonzalo Bulnes— en acciones más devotas, como rezando fervorosamente al pie del lecho mortal de Andrés Bello, 146 Marín del Solar quedó grabada en el relato de la liberal pujanza de la escritura femenina. En La alborada poética en Chile después del 18 de Septiembre de 1810 , despliega argumentos que se sirven de documentos coloniales en los que aparece de modo estridente la condición a la que había sido re- legada la mujer en el Nuevo Mundo. Cita, por ejemplo, la normativa que Hurtado de Mendoza había establecido para el comportamiento de las damas que rodeaban a la cónyuge del virrey, Teresa, las cuales tenían prohibición de hablar, acercarse a los libros, etcétera. Miguel Luis Amunátegui sostiene, irónicamente, que todas estas precau- ciones pueden ser plausibles para someter a las mujeres, pero no para estimular la aparición de literatas: “Un sistema semejante, que tendía a quitar a las mujeres españolas toda espontaneidad i toda la feracidad del entendimiento, podía formar buenas nodrizas, bue- nas llaveras, buenas dueñas de casa, pero de ningún modo buenas 144 Marín del Solar ( 1874 , p. 7 ). 145 Ibid ., p. 125 . 146 Jaksic ( 2001 , p. 280 ).

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