Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

746 producción escritural gigantesca en la que, a veces, pareció haberse confundido su calidad de gramócratas con una tendencia grafómana en lo que no había consistido precisamente el aporte de Bello. En su tratado De la instrucción primaria , los Amunátegui utiliza- ban la historia de Quinto Fabio y los cartagineses como metáfora de esta elección: Como Quinto Fabio ofrecía al senado cartajines en los pliegues de su toga la paz o la guerra, nosotros ofrecemos al pueblo chileno en las pajinas de este libro la prosperidad o la decadencia, la civilizacion o la barbarie. Es preciso que escoja pronto, i sobre todo, que escoja bien. La eleccion que debe hacer arrastra para él consecuencias tan trascendentales como la que hicieron los cartajineses. Es una cues- tion de vida o de muerte, que, como la que se proponía Hamlet, nos coloca en la alternativa de ser o no ser. De la solucion que le demos dependerá que seamos o una gran nacion que deje su huella estam- pada en la historia de la humanidad, o una nacion miserable, sin im- portancia en el mundo, que ni siquiera merecerá un recuerdo en los siglos futuros. […] Teneis pues que elejir entre algunos sacrificios de dinero i esfuerzos de actividad que, dotando a todos los chilenos de la instruccion indispensable, nos eleven a la altura de los pueblos mas civilizados, i la persistencia en esa mezquindad i en esa indolen- cia que nos tienen reducidos al estado de proletarios de la intelijencia i de colonos de otras naciones. Como veis la eleccion es importan- tísima. Al hacerla guardaos de imitar a los cartajineses elijiendo la ruina de nuestra querida patria. Cuando todos saben, ¡ai de los igno- rantes! Cuando todos prosperan, ¡ai de los que decaen! Cuando todos avanzan, ¡ai de los que permanecen estacionarios! sobre todo ¡ai de los que retrogradan! 127 a las clases dirigentes —problemáticas, frondistas— por los quiebres institucio- nales. Es claro cómo Allende admira y celebra aquel mito de la continuidad ins- titucional, refulge aquí su admiración por los gramócratas, a uno de los cuales, Amunátegui Solar, el mismo Allende había homenajeado en el Senado de la repú- blica. Es más, la fineza jurídica de Novoa Monreal y los “resquicios legales” —por mucho que ofendan—, nos habla de un apego, a las formas de la gramatocracia. Agradezco a Mario Pino el haberme llamado la atención sobre este asunto. 127 Miguel Luis y Gregorio Víctor Amunátegui ( 1856 , pp. 3 - 4 ).

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