Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

730 El hombre, tras la cuita y la faena, quiere descanso y oración y paz. Sonó en la torre la señal: los niños conversan los niños conversan con espíritus alados; y los ojos al cielo levantados, invocan de rodillas al Señor. Las manos juntas, y los pies desnudos, fe en el pecho, alegría en el semblante, con una misma voz, a un mismo instante, al Padre Universal piden amor. Y luego dormirán; y en leda tropa, sobre su cuna volarán ensueños, ensueños de oro, diáfanos, risueños, visiones que imitar no osó el pincel. Y ya sobre la tersa frente posan, ya beben el aliento a las bermejas bocas, como lo chupan las abejas a la fresca azucena y al clavel. Como para dormirse, bajo el ala esconde su cabeza la avecilla, tal la niñez en su oración sencilla adormece su mente virginal. ¡Oh dulce devoción que reza y ríe! ¡De natural piedad primer aviso! ¡Fragancia de la flor del paraíso! ¡Preludio del concierto celestial! 101 Pero donde Bello no escatima en palabras, en explicaciones, en rei- teraciones deslumbrantes, Violeta Parra en “Volver a los 17 ” sintetiza el motivo: Volver a sentir profundo como un niño frente a Dios. 101 “La oración por todos”, vv. 29 - 56 , en Bello (Vol. I, p. 239 ).

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