Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
729 en los recuerdos que pesan sobre el bisnieto Edwards Bello: “Respeto la ortografía de Bello, que usé hasta 1911 . Es la de mi primer embrión de escritor en 1910 ”. 99 O en esa extraña manera en que Augusto d’Hal- mar abre su Carlos V en Yuste , donde el historiador-poeta comienza ese libro preguntándose por la palabra “Yuste”, como si eso algo pu- diera tener que ver con Carlos V, como si pudiera aclarar algo sobre el imperio del sol eterno: Yuste es una palabra sabe Dios con qué etimología pero, aparte toda cesárea sugerencia, de una hilaza escueta y austera, algo de yute tenso y sólido. Las palabras nunca engañan, no tanto por su contenido, como por su sonido. Y yo creo que en su origen fueron imitativas y sólo después significativas, quedando ambas equidis- tantes de la pictografía. Cabe preguntarse si el mero sonido no es superior a su representación fonética y aún a la idea abstracta. 100 En los liceos públicos se estudiará el sobrepuesto francés, se leerán los clásicos del Siglo de Oro, se tendrá la retención de conocer las épi- cas clásicas. Habrá un bellismo oculto en todas las poéticas chilenas, por muy populares que sean. • Las diferencias del temperamento poético entre Andrés Bello y Vio- leta Parra es una comparación que pudiera resultar antojadiza. Es, en definitiva, la diferencia entre un genio de música y la síntesis y un estudioso del ritmo y brillante ejecutor del fraseo. En la “Oración por todos”, que, como ya he dicho, está basada en la homónima poesía de Victor Hugo, Andrés Bello explicita las virtudes espirituales de la noche y nos invita a observar a los niños en sus oraciones: El día es para el mal y los afanes. ¡He aquí la noche plácida y serena! 99 Edwards Bello ( 1965 , p. 63 ). 100 D’Halmar ( 1919 , p. 7 ).
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