Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
717 vez ser capaz de cristalizar la identidad entre letra y espíritu. Mientras el mundo jurídico se mantendrá fiel a esta utopía gramática, la poesía hará cuanto pueda por tensionarla. El decrecimiento del Derecho en la gramática será lo que llamamos lingüística. Ella es, a su vez, una historia sin personajes, una lengua llana sin autor ni tramas rebuscadas. La historia del Código después de Bello, es decir, la historia de las re- formas y la de sus comentarios, puede hasta hoy día ser descrita como una permanente lucha, la cual es análoga a aquella entre la anfibología y el neologismo que tiene lugar en los dominios de la gramática. Entre los estudiosos del Código y del Derecho Privado comparado están quienes, ante las dificultades de aplicación que presenta el Código , argumentan en pos de reformas que van desde incisos específicos hasta el reem- plazo total (conocidas como soluciones de lege ferenda ), y quienes, en cambio, intentan a través de la interpretación del texto vigente o histó- rico del Código , hallar las soluciones requeridas. Tal como en las anfi- bologías y neologismos, el tejido del Código se engruesa o se adelgaza porque mientras una reforma puede sincerar las necesidades de aplica- ción, es cómoda en parchar antes que en pulir, en tanto que la solución doctrinaria, en casos extremos, acaba replicando el mismo vicio que se imputaba a la vieja legislación colonial anterior a la promulgación del Código y que este iba a prevenir: el de la ley que no es clara a simple vista y que requiere, en consecuencia, de comentaristas. historiadores Hacia finales de la primera mitad del siglo XIX, Thomas Carlyle se quejaba de que en Sudamérica habían ocurrido acontecimientos de in- mensa envergadura, que habían hecho aparecer a portentosos perso- najes, pero que no se había desarrollado una literatura capaz de verlo y plasmarlo: “Los héroes de Sud América no han llegado aún a levantar como es debido alguna imagen exacta de sí mismos en el entendimien- to o la memoria cisatlánticos”. 64 De hecho, todavía por entonces no se había desarrollado la historiografía del siglo XIX chileno. Bello estaba 64 Carlyle ( 2017 , p. 21 ).
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