Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

672 Bello buscaba conducir la vanguardia ilustrada de su tiempo en Chile, pero ante todo dedicaba sus empeños a la retaguardia. Creía que —más que conducido o arrastrado—, el mundo debía ser oblitera- do, invitado, empujado, como quien acompaña a otro tocándole con una mano la espalda mientras que con la otra le va enseñando el pa- saje en que se internan. No iba Bello adelante esperando ser seguido por la muchedumbre, sin mirar atrás, como Orfeo y Lot. El hermoseamiento de las letras no pertenece solo al ámbito de la subjetividad. Es un logro de las apariciones externas, una alianza con el poder más terrenal. Hay que pensar en el contexto en que estas palabras fueron dichas: la Universidad de Chile fue instalada con un gran despliegue escénico y coreográfico de toda la repúbli- ca engalanada: los tres poderes del Estado en pleno, militares, el clero, las damas prominentes (así según la clásica descripción de Barros Arana). Bello cargaba quizá desde sus tiempos londinenses esta aspiración triunfal en que hasta las mismísimas armas rendían honores a las letras. 573 Sin embargo, la vindicación de la flor, ¿no pudo haber estado ocul- tando la mera impotencia frente a la política autoritaria? Lastarria dice en sus Recuerdos que “la política exclusiva del gobierno […] había apagado de tal manera el espíritu público, que no le dejaba otra senda franca que la de la elegancia en las formas”. 574 Y es que las flores tam- bién se marchitan, como dice Bello en su imitación de “Las fantasmas” de Victor Hugo: ¡Ah, qué de marchitas rosas en su primera mañana! 573 Como se desprende, por ejemplo, de una anotación en su tercer cuaderno de Londres (a propósito de la obtención del doctorado oxoniense por “Guillelmo de Brooke, Benedictino de la Abadia de S[an] Pedro de Gloucester” en teología el año 1298 ) […] Y en la cavalgada le acompañaron el Abad y todo el convento de Gloucester, los Abades de Westminster, Reading, Abingdon, Evesham, y Malmes- bury, con 100 Nobles y Escuderos, ricamente montados: todos los quales fueron despues obsequiados con un suntuoso banquete en el refectorio del colegio de Gloucester. Fué el [prime]r Benedictino que obtuvo aquel honor. Wood, Hist. Univ. Oxon. i 25 . Stevens, Mon. I. 70 ”. Cuadernos de Londres, cuaderno III, en Bello ( 2017 , p. 162 ). 574 Lastarria citado por Subercaseaux ( 1997 , p. 45 ).

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