Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
663 más solemne: “El imperio de la ley y la obediencia a las autoridades constitucionales, se han restablecido en toda la República; pero antes de alcanzar ese fin, hemos tenido que mirar con dolor la anarquía y su desorden, haciendo pesar su funesta influencia sobre la mayor parte de las provincias”. 558 Al igual que en anteriores oportunidades, señala que la ley prevaleció ante esta prueba, es decir, que no ha sido necesa- rio modificar el orden, que el orden ha resistido y, lejos de publicitar- se como autor de este logro, ofrece la autoría al patriotismo de la gen- te. Se trata siempre de un lenguaje normalizador, que no promueve el alarmismo, que casi por sí mismo busca el arreglo de la pacificación. Es una lengua que, por así decirlo, engendra aquello que designa. Qué lejos está esta fina retórica legal de las desvergonzadas pala- brotas con que Portales se refería a la Constitución y a las leyes, por muy privadas que fuesen los soportes donde vieron la luz (ninguna carta privadísima de Bello, ni aun la más prosaica, se expresa de modo ni parecido). Mezclar a Bello con ese “orden portaliano” es no hacerse cargo de lo que significó Bello, es haber confundido los aspectos más elementales de la retórica. Portales —lo he dicho— es un tauro para Ifigenia; es un rudo protector de la sofisticación que le es funcional; en sus mejores versiones, el llamado “orden portaliano” es en reali- dad un “orden bellista”, no porque se deba exclusivamente a Bello, como una emanación atenea de su cabeza, sino porque obedece a la designación de un estilo que daba forma, que no era meramente deco- rativo: para decirlo con desparpajo, esta es la diferencia entre el artis- ta y el relacionador público. En 1860 , en el último mensaje presiden- cial de Manuel Montt supuestamente redactado por Bello, sorprende la mención en su párrafo final a la existencia de “distintos caminos que conduzcan [al progreso]”. las ruinas más antiguas Después del paréntesis, es necesario volver a Volney. En su medita- ción sobre las ruinas de Palmira, enumera las culturas que florecieron 558 “Mensaje del Presidente de la República en la apertura del Congreso Nacional de 1859 ”, en Bello (Vol. XIX, p. 430 ).
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