Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

662 estado del país y aun en cualquiera otra sociedad, ya de un espíritu de resistencia a toda mejora y que condena como peligrosa toda in- novación, toda medida encaminada a hacer cada días más efectivas en la práctica las instituciones republicanas que hemos adoptado. Los que proclaman principios de tan opuestas tendencias no po- dían contar con el apoyo de país y se han visto precisados a bus- carlo en las malas pasiones y en la ignorancia de las masas, y por desgracia no les ha faltado. […] Desde Arauco hasta Atacama casi todas las provincias han sido teatro de algunas de esas escenas que lastiman el patriotismo y que no pueden contemplarse sin pesar. La sensatez del país ha prevalecido sin embargo sobre esos ele- mentos, y la anarquía ha sido dominada y restablecido completa- mente el orden legal. A ese resultado han concurrido los esfuerzos de los buenos ciudadanos que han visto en peligro su libertad y sus más caros derechos, y el denuedo y abnegación con que la fuerza pública ha llenado su alto cargo de defender la Constitución y las leyes. Pero se ha trabajado con tanto empeño por precipitar al país al desorden, que para alejar todo peligro, es necesario ocuparse con prudente firmeza en extinguir los gérmenes anárquicos que con tanta profusión y constancia se han derramado en todas las provin- cias. Para esta tarea de vital importancia cuento con el auxilio de vuestras luces. 556 Da cuenta que, a fines del año anterior al discurso, había declarado el estado de sitio, que junto a las facultades que le otorgó la ley del 20 de enero de 1859 , le había permitido devolver la paz a las provincias. Sostiene que “el poder anárquico”, que desconoce “las leyes y los de- rechos privados”, solamente puede ser dominado por una “autoridad robustecida en sus medios de acción”. Solicita seguir “investido de ese poder extraordinario por algún tiempo”, y pasa entonces a solicitar la conformación de una “buena organización de policía”. 557 Como lo hiciera Manuel Bulnes en 1851 , en 1859 Manuel Montt cierra también volviendo al tema de la revolución, pero esta vez en una arenga aún 556 Ibid ., pp. 419 - 20 . 557 Ibid ., p. 420 .

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