Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

627 Como traductor, pertenece a una estirpe bienhechora. Se trata de aquellos que intentan liberar a los espíritus abarcadores de las fron- teras de la nacionalidad. La nacionalidad —con su primera iniciación, la lengua— quería tener capturados para sí a sus genios, héroes es- pirituales de la nacionalidad. Pero estos espíritus no se agotaban en las nacionalidades. Eran eminentemente traducibles, eran —según un término muy usado— universalizables. Es más, bien podría decirse que escribieron de forma tal que pudieran ser traducidos; evitaron el localismo intraducible. Así pensamos hoy día porque, en buena parte, las traducciones modificaron la lengua de la traducción y la traducida: Shakespeare —dice Tolstói— adquirió fama en Inglaterra cuando los alemanes lo tradujeron. 476 Bello desarticula la nacionalidad francesa, hace de Victor Hugo un poeta chileno y americano, lo traduce como si no fuese imprescin- dible leerlo en francés para completarlo; como si la sola lengua es- pañola bastase para liberar a los hispanohablantes de los límites de la nacionalidad, volviéndola irrelevante, de tal suerte de mantener la lengua como imperial y civilizada. Bello nunca presenta un concepto estrecho de la nacionalidad. No es un enemigo de la nacionalidad, ni del nacionalismo, de manera declarada, pero sus acciones buscaban expandirla hacia el horizonte imperial, no territorialmente, disolvién- dola para que persista, tal como se disuelve un remedio en agua. Su actitud traductora no lo invadía todo. Con su especial criterio notó que había asuntos que debían ser disfrutados en su original ver- náculo, como era el caso de las óperas. Bello se pronunció sobre la calidad de estas representaciones y vio con malos ojos que las ópe- ras fuesen cantadas en el idioma local. Creía que esta traslación las destrozaba. En “Teatro”, artículo publicado en El Araucano del 18 de diciembre de 1830 , escribe tempranamente: Esperamos también que la compañía no volverá a tomarse la pena de hacerse traducir en castellano la parte destinada al canto, traba- jo que sin facilitar su inteligencia, perjudica mucho a la expresión y suavidad de la melodía, por la falta de correspondencia entre la 476 Claro ( 2012 , pp. 352 - 3 ).

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