Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

607 divulgador espectricida Como era de esperarse, la personalidad de Bello dio origen a leyendas y anécdotas que circulaban oralmente en Chile. Las divulgaron Ma- nuel Antonio Tocornal, luego Carlos Silva Vildósola, Arístides Rojas o Paulino Alfonso. El historiador Hanisch Espíndola presentaba un curioso resumen de esas leyendas que el propio Bello habría alentado, haciendo comentarios a sus cercanos acerca de misteriosos sucesos: Los hechos misteriosos de Caracas deben haber impresionado su alma, porque los recordó más tarde y muchas veces. En cierta oca- sión al entrar al dormitorio de su madre, siendo muchacho, oyó una voz que salía del gran crucifijo colocado a la cabecera de la cama. La voz extrahumana anunciaba gloria, renombre, honores y luego añadió: “Pagarás todo eso con la muerte de los que engendres, que serán también espíritus nobles y dignos de alcanzar gloria”. Cayó desvanecido y así lo hallaron los que en la casa lo buscaban. Más tarde, como a la muerte de cada hijo decía: “Ya me lo dijo el Cristo de Caracas”, le preguntó Manuel Antonio Tocornal la razón de la frase y Bello le narró el episodio misterioso. Además, agrega: Siendo ya joven, cuando iba a salir un día de paseo con sus ami- gos, llamaron a la puerta, acudió el criado y como un personaje

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