Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

605 Domingo Faustino Sarmiento leyó y descubrió que el autor era Be- llo. La autoría venía a desmentir el neoclasicismo del que era acu- sado. Escribió en El Mercurio de Valparaíso del 15 de julio de 1841 : 436 Decir que esta bella composición se hace notable por la pureza del lenguaje, por la propiedad de los jiros, y por la más acabada perfección artística sería revelar el nombre de don Andrés Bello, que, en grado eminente, conoce las bellezas del idioma, que tan profundamente ha estudiado. Más lo que es digno de notarse, por- que ello muestra el desapego del autor a las envejecidas máximas del neoclasicismo rutinario y dogmático es la clase de metro que, para asunto tan grave y melancólico, ha escojido, y que, en tiempos atrás, sólo se usaba para la poesía ligera. 437 Las palabras insidiosas de Sarmiento —“útiles para una trasnochada batalla de Hernani”, dirá Luis Bocaz— 438 son las de quien sorprende a su contendor haciendo con talento lo que aquel había antes despre- ciado, con lo que Sarmiento se anotaba un punto. Al descubrir a Bello con las manos en la masa, Sarmiento, como representante oficial para Chile del romanticismo, se jura su acreedor. En cierto sentido, Bello mantenía una buena idea y defendía inclu- so a sus jóvenes detractores, pues debió haberlos considerado “una heroica variación de sí mismo” (para emplear una expresión con la que el contemporáneo Metternich habría pensado en el romántico Louis Ferdinand). 439 Y es una típica reacción del hombre de Estado moderado frente a la juventud romántica. 436 Gregorio Víctor y Miguel Luis Amunátegui ( 1861 , p. 202 ). 437 Citado en Bocaz ( 2000 , p. 148 ). 438 Ibid. , p. 148 . 439 Auernheimer ( 1951 , p. 57 ).

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