Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

590 como si del poder la débil mano honor y rectitud diera al humano. 406 En sus poemas, las burlas de Mora contra los clasicistas son muy pun- zantes. El que estamos comentando, por ejemplo, explica el absurdo que ha significado para la poesía la conquista que ha hecho de ella el orden facultativo: Para ser hoy poeta, es necesario tener una patente, ó bien diploma, cual para bachiller ó boticario, o, como para santo, la da Roma. Ya no depende el gusto literario del genio ó del saber. Sobre la loma del Parnaso ha fijado su alta silla, un club, un sanhedrin, una pandilla. 407 En este otro, en tanto, se ríe de los méritos de los dramaturgos que se ajustan a la unidad de tiempo y lugar, que tantos episodios polémicos provocó entre clásicos y románticos franceses: ¿Qué presta que me digas: «he pisado con estremo rigor la estrecha vía de las reglas. Ni un ápice he faltado a los preceptos que Moliere seguía. Ni un instante la escena se ha mudado; todos mis lances pasan en un día?» Tan rara exactitud, dime, ¿qué presta; si ese prodigio clásico me apesta? O bien, las emprende contra la imitación de la naturaleza, diciendo que es la imaginación del artista lo que importa y el placer que genera: 406 Ibid. , p. 478 . 407 Ibid. , p. 481 .

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