Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
58 que tiene, a su vez, motivos específicos: es un estilo desprovisto. De ahí la dificultad del estilo excesivo en Chile para hacerse espacio. La escasez de barroco, 90 de ostentación desmedida, y, en cambio, el remezón neoclásico, la (supuesta) austeridad de los millonarios, la caballerosidad de los pobres, el trato universal de “dones” y “doñas”, reservado en España a emperadores, pero absolutamente democra- tizado en Chile y parte de Hispanoamérica. El escritor y diplomático colombiano Pedro Gómez Valderra- ma ( 1923 - 1992 ), conjetura en su cuento sobre Bello “Corpus Iuris Civilis”, que Bello ahuyentaba de su mente los recuerdos que lo sobreexcitaban, de erotismo, de angustia, de temor mediante la es- critura. Lo retrata interrumpido en la escritura del artículo 621 del Código Civil sobre “las palomas y el palomar” por el recuerdo de un amor de juventud. “Don Andrés Bello se estremeció, y su mano quiso ahuyentar de su mente las memorias. Debía volver a la Última versión de su gran Proyecto de Código Civil. Estoicamente, como quien se hunde en el mar o en el olvido, se sentó a escribir”. 91 La organización bellista de los sentimientos más ingobernables dice re- lación con la escritura como un estilo, por eso es tan significativo el estilo que adquiera esa escritura: de él dependerá que no sea un mero orden, sino algo más, mucho más. Contra quienes ven en Bello a un agente exitoso de un sector social, de un concepto de orden, bien pueden citarse las palabras que Bujarin dijo respecto de Goethe: “La sociedad nueva captará todo lo que tiene de glorioso y heroico el viejo mundo. Glorificará y llevará a través de los siglos el nombre de Goethe, después de haber enterrado sus hábi- tos ministeriales, su cristianismo, sus vacilaciones y sus caídas”. 92 Esta misma estrategia de apropiación de Goethe, en lugar de su sataniza- ción, es lo que se hizo con Bello por parte del progresismo chileno, que lo transformó en uno de sus padrastros fundadores. De ahí que para Bello las letras no sean cualquier cosa. Las letras son inscripciones en el acontecer, marcas históricas que comunican a seres 90 Ver Jocelyn-Holt ( 2000 - 2008 ). 91 Gómez Valderrama ( 1977 , p. 153 ). 92 Bujarin ( 1978 , p. 85 ).
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