Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
578 Nos ocuparemos a continuación de los estilos con que congenió, por una parte, y los que le fueron hostiles, por la otra. Entre los represen- tantes del primer grupo, destacarán José María Blanco White; entre los del segundo, José Joaquín de Mora y Domingo Faustino Sarmiento. blanco white Cuando Andrés Bello vivía pobre y abandonado en Londres, sin di- nero de los patriotas venezolanos (que estaban con el agua hasta el cuello), tenía un amigo español, uno de esos caballeros enemigos de la Inquisición. Este amigo, que había sido cura católico en Sevilla y que se había convertido en reverendo anglicano, llegando a canónigo de Westminster Abbey, se llamaba José María Blanco Crespo, y se le conoció más como Blanco White. Era un publicista 368 y cristiano libe- ral que terminó sin iglesia, tras largos periplos espirituales. 369 Del lado europeo del océano, Vicent Llorens dice que Blanco White fue un espíritu que anduvo siempre en fuga, que cambió de país, de religión varias veces y de lengua, y que su consuelo fue la amistad; mientras que en su Historia de los heterodoxos españoles , Menéndez y Pelayo lo acusará de carácter “débil y tornadizo” e “inferior a sí mismo como poeta”. En tanto del lado americano, el conservador Alamiro de Ávila Martel comenta que Blanco fue “la figura central del pensamiento, en todo el periodo […], llega[ndo], y con justicia, a ser considerado el corifeo en materias de política española y americana”. 370 368 Dirigió los periódicos El Español , El Español Constitucional y Variedades, o Mensa- jero de Londres . 369 En razón de ello Menéndez y Pelayo, en la Historia de los heterodoxos españoles , lo llamó “antitrinitario”. El unitarismo es una variante del protestantismo que no si- gue el dogma de la Trinidad (entre los que se cuentan los Testigos de Jehová), por lo que no participa de la misteriosa idea según la cual Jesucristo, sin ser el padre, es Dios. Es curioso, porque fue también un español, el aragonés Miguel Servet, más conocido por haber descubierto la circulación pulmonar de la sangre, quien en De Trinitatis Erroribus (publicado en Alsacia en 1531 ) argumentó la falsedad del dogma de la Trinidad, como una forma de contribuir al proceso de relectura propio de la Reforma, siendo apresado, dos décadas más tarde, por los secuaces de Calvino y quemado con leña húmeda en una hoguera en Ginebra por 1553 a instancias del célebre heresiarca. Quizá por orgullo patriótico, Marcelino Menén- dez y Pelayo lo exhibe en un alto sitial de su Historia de los heterodoxos españoles . Ver, además, Martínez de Pisón ( 2012 , pp. 153 - 82 ). 370 Ávila Martel ( 1978 , p. 13 ), y agrega: “Era un canónigo sevillano, eterno y angustiado
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