Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
570 oh bandera de Chile, astro de gloria, que sus valientes a las lides guía; meteoro de muerte, que al suelo derribó a la tiranía. 352 apenas en chile El romanticismo en Chile, con su generación de 1842 , tiene algo de “mediocre”. Recurro a la misma palabra con la que Philippe La- coue-Labarthe y Jean-Luc Nancy en El absoluto literario , se refirieron al movimiento original alemán, de allá por el 1800 , conocido también como “primer romanticismo”. 353 En el caso chileno —y ciertamente también el latinoamericano—, hablar de romanticismo fue desde el primer momento la recepción mal llevada de una moda europea que incluso sufría ridiculización. La “amapola negra”, las “melenas”, mencionadas por Miguel Luis Amu- nátegui, quien era un adolescente para 1842 , son un buen ejemplo: El romanticismo tuvo en Chile un eco prodijioso. El nuevo siste- ma incendió las cabezas juveniles, como una chispa caída en un montón de virutas i leña seca. El combustible estaba bien prepara- do i dispuesto. La ilustración había avanzado lo bastante para que una cuestión literaria interesase i ajitara a toda la jente educada. El entusiasmo de los jóvenes por la flamante doctrina llegó hasta el delirio: sus secuaces adoptaron un traje especial […] llevaban larga i rizada melena i frac azul con botones amarillos o levita abotonada hasta la garganta […] los novicios de la métrica imitaron a [Espron- ceda y Zorrilla] hasta en sus defectos i muletillas. 354 En la ópera, la diferencia entre clasicismo y romanticismo se dio de manera demasiado evidente. Es el tamaño de la diferencia que, por 352 “Viva perpetuamente en la memoria”, vv. 1 - 6 , en Bello (Vol. I, p. 176 ). 353 Lacoue-Labarthe y Nancy ( 2012 , pp. 15 - 6 ). 354 Miguel Luis Amunátegui ( 1888 , p. 292 ).
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