Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
568 por primera vez delante de personas de elevado rango; lo embara- zosas que son para mí las etiquetas y ceremonias de estilo! Luzco en ellas mi estúpida cortedad, el maldito pelo de la dehesa que nada ha sido parte a sacudirme, ni sus consejos, ni sus esfuerzos, ni la conciencia del desaire y visos de imbécil con que me hace aparecer esta general flaqueza. Puede ser que V. no haya conocido hasta qué punto llega en mí este rarísimo defecto. 349 El estilo romántico es un verdadero desate de viejas etiquetas. Las palabras de Bello Dunn ya no son inconfesables: se saben asistidas de un relajo social, de un desdén de las fórmulas protocolares. Bello relajó también las referencias griegas y latinas del orden de la poesía. Esta liberación se ha considerado romántica, pero pertenece a la so- bria matemática interna de la poesía. El romanticismo será además una moda vernácula. Mucho después, escribirá Eugenio Pereira Salas: El romanticismo comenzaba a enaltecer intelectualmente lo nativo, lo vernáculo, y en los salones aristocráticos la zamacueca desplaza- ba las rígidas formas de las contradanzas tradicionales. El Presiden- te Bulnes había dado ejemplo bailando una vertiginosa sajuriana al penetrar victorioso a la capital entre los sones marciales del himno de Yungay que cantaba a todo pulmón el pueblo, alborozado. 350 Mientras que, en el sarao celebrado en honor de los jefes, Bello recitó el siguiente poema: ¡Oh Casma, Llaclla, Buin! mientras los hombres estimen de altos hechos la memoria, escritos vuestros nombres verá Chile en el templo de la gloria, y dirá al repetirlos: mis guerreros, sustentando valientes mi libertad, y los hollados fueros 349 Epistolario II, en Bello (Vol. XXVI, p. 232 ). 350 Pereira Salas ( 1962 , p. 260 ).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=