Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
562 que Amunátegui no se había “enterado” de que la traducción de Te- resa de Dumas databa de 1837 , y añade, sobre la famosa biografía de Bello escrita por aquel: “En cierto sentido, su obra fracasa, aunque en el otro sentido de marcar un rumbo exacto de interpretación, es un acierto completo”. 335 Bello veía que se vuelve prematuro aquello que está muy premedi- tado, no se gesta completamente aquello que encaja demasiado con una ley, aquello que no la tensiona: el artista debe rehacer sus leyes, no someterse sin más. Rehacerlas: para él, la búsqueda de reglas no podía estar ausente. En Las primeras representaciones dramáticas en Chile , libro de Mi- guel Luis Amunátegui, hay una escena que sintetiza la posición de Be- llo frente al romanticismo francés, especialmente el de Victor Hugo. Amunátegui cuenta haber presenciado a Andrés Bello leyendo Los miserables y haberlo visto declarar (tal vez entre sollozos): “Esta no- vela tendrá todos los defectos que se quieran; pero el hecho es que la muerte de Juan Valjean me ha llenado los ojos de lágrimas i la boca de sollozos. No puedo continuar”. 336 Hasta donde sé, estas son las únicas imágenes de la reacción de Bello ante Los miserables . El romanticismo era un desorden. Estaba —para un viejo como Bello— repleto de falta de técnica, desconocimiento de reglas de un rre Rodríguez Monegal (recordemos que el libro de este último es cronológica- mente anterior al catastro más exhaustivo de Barry Velleman), figuraban en la biblioteca personal de Bello varias de las obras de Charles Dickens, Thackeray, Sue, Byron; las obras completas en francés de Lamartine, en la edición de 1836 , y Historia de los Girondinos , en la edición francesa, publicada en París en 1847 . Tenía el fundamental de Chateaubriand Congreso de Verona. Guerra con Espa- ña , en francés, y cuyo relato vivió Bello en Londres operando desde la vereda opuesta; de Victor Hugo, Los miserables , en la edición francesa de 1862 , en diez volúmenes; como, también, los Poems de Longfellow (y que, por las citas de los Amunátegui en el punzante Juicio crítico de algunos poetas hispano-americanos , dio a conocer). Asimismo, tenía del conde de Volney Las ruinas de Palmira en la sexta edición de la traducción española, publicada en Madrid en 1826 ; Las memorias de ultratumba , de Chateaubriand, en la edición francesa, publicada en París por Dufour, Mulat y Boulanger, así como también las Obras Comple- tas de Chateaubriand, en francés, publicadas en 1836 . En el recuento de Barros Arana faltaban los volúmenes 2 , 3 , 5 , 6 , 7 de estas, y había, por lo tanto, doce volúmenes, lo que indica que posiblemente las leía bastante. Así también la Historia de la revolución de 1848 de Lamartine, publicada en París en 1849 , en dos volúmenes. 335 Rodríguez Monegal ( 1969 , p . 453 ). 336 Miguel Luis Amunátegui ( 1888 , pp. 258 - 9 ).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=