Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
556 llena el espacio inmenso en que caminan los mundos, y en su rápida carrera a la mirada del Eterno imita; fuente de la beldad, pincel del mundo, de la naturaleza espejo y vida. 316 Este es el culto a la luz que bautiza al siglo XVIII: Bello es hijo de su tiempo al participar de él, porque como dirá sobre Bello José Martí: “Le place la virtud, y le enoja lo que oscurece o vilipendia”. 317 Luz que toda- vía, en los albores de la Primera Guerra Mundial, cuando se desploma la cúpula de la Ilustración, sugieren las palabras de Edmond Rostand (que anotará a los once años una bisnieta de Bello, Lily Íñiguez, en su diario de vida): “Oh, Sol, sin ti las cosas no serían sino lo que son”. 318 Pero otro mundo vendrá con el surgimiento del culto a la noche en Novalis, la vindicación de Shakespeare contra Racine, en Stendhal, y la bancarrota de esa tan nítida definición que había sido la mitología grecolatina: “Comparados conmigo, Hércules y el mismo Júpiter no serán más que ridículos”, 319 exclama Francisco I en El rey se divierte , de Victor Hugo, en mitad de una orgía renacentista. Un romántico incoherente como José Joaquín de Mora escribirá: Un cierto no sé qué sutil y vago Que nunca definió Filosofía, Con insensible y poderoso halago Sujeta la inconstante fantasía. Cual se borran las márgenes del lago Si en Otoño las cubre niebla fría, Así con los prodigios del talento Pierde su línea fija el pensamiento. 320 316 “La luz”, vv. 88 - 98 , en Bello (Vol. I, p. 84 ). 317 Martí ( 1995 , p. 213 ). 318 Lily Íñiguez Matte era hija de Rebeca Matte Bello, y, por lo tanto, bisnieta de Bello. Ver Íñiguez ( 1954 , p. 16 ). 319 Victor Hugo, Le roi s’amuse , acto 1 , escena 1 , (s. a., p. 106 ). 320 Mora (s. a., p. 235 ).
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