Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
553 romántico en Chile, escribe Ángel Rosenblat, era “una prolongación del […] iniciado en Buenos Aires”. 305 Bello publicará su artículo “Clasicismo y romanticismo”, explican- do precisamente esta polémica y dando a entender que no se trata- ba solo de una cuestión francesa, sino que universal y muy antigua. En la entonces llamada Hispanoamérica, Lamartine era uno de los más queridos después de Hugo, 306 y llama la atención la recepción que tuvo en Chile: Bello tradujo su poema Marsellesa de la paz , y la Historia de los Girondinos , publicada en 1847 , caló tan hondo entre los intelectuales chilenos, que Carilla ve en Los girondinos chilenos de Benjamín Vicuña Mackenna un capítulo de la identificación cabal que sus personajes hicieron de los del libro de Lamartine: “Lastarria se hace llamar Brissol; Francisco Bilbao, Vergiaud; Pedro Ugarte, Dan- ton; Manuel Bilbao, Saint Just y Santiago Arcos, Marat”. 307 Este clásico de la historiografía romántica, casi una novela en su más alto concep- to, atravesada por cientos de personajes de la Revolución francesa caracterizados envidiablemente, tuvo en Chile una influencia política que ha sido poco estudiada. Los libros de Lamartine estuvieron muy presentes en las lecturas de Bello y en las de los jóvenes de la Sociedad de la Igualdad: era uno de esos autores que despertaban la admiración de diversos bandos y en los cuales había un reencuentro permanente. Bello lo llamó “uno de los más distinguidos escritores franceses de nuestros días”. 308 So- bre Historia de los Girondinos hubo abundante relación epistolar entre Bello y su hijo Carlos Bello Boyland, quien le escribe a su padre varias cartas; una fechada en Bruselas el día 14 de julio de 1847 , en la que junto con enviarle un ejemplar de esta obra, le cuenta: “Que han cau- sado [ Los Girondinos ] una impresión asombrosa en Francia, y puedo 305 Rosenblat ( 1969 , p. 424 ). 306 Montalvo lo visitó en su casa en Paris. Lamartine había rechazado ese día la visita de dos estadounidenses. Montalvo lo invitó a Ecuador, Lamartine nunca fue. Ca- rilla anota a los admiradores, reseñadores y traductores de Lamartine en distintos países de América Hispana, como él la llama, y que se cuentan por decenas. Cari- lla ( 1967 , p. 70 - 1 ). 307 Ibid ., p. 71 . 308 Publicado en El araucano , número 217 , del 7 de noviembre de 1834 .
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