Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

535 Nueva será bajo muchos aspectos la teoría que vamos a bosquejar de la mente humana […] tendremos que remontarnos a puntos de vista generales y comprensivos que dominen, por decirlo así, las posiciones de las sectas antagónicas. 262 Esta introducción, publicada junto con una recopilación de sus estu- dios filosóficos de 1844 , ilustra —para nuestros propósitos—, más que una filosofía demasiado original, el “estilo” que le es propio en diver- sidad de temas. Se trata casi de una ars en los conflictos inevitables del mundo, una solución de fondo, una apuesta por la convergencia que ya ha revelado la imperialidad del uso. Bello sostiene que muchas divergencias son aparentes en el pen- samiento, con lo cual anuncia un estilo conciliador. Es aquella conci- liación que no solamente intenta intermediar posiciones contrarias. Se trata del dominio de ese antagonismo, del dominio que ejerce la conciencia. Y, además, Bello procura reducir el campo de influencias de aquellos antagonismos hasta su mínima expresión racional, aque- lla que es ineludible. Asume antinomias de la razón, pero no las cree dignas de ella, ni de la filosofía. Su concepto de la filosofía es el de una razón unida, sin fisura alguna, depurada de gravitaciones nocivas. En política lo recién señalado no es sino el diseño del conflicto. El conflicto debe ser reducido, “ceñido a…”, pese a las más “altas inteli- gencias” involucradas en posiciones antagónicas. Hay un proceso lar- go de delimitar, de observar y dibujar el contorno de la fuerza, redu- cirla hasta la insignificancia cuando sea posible. 263 Este es una especie 262 Bello, “Teoría del entendimiento”, en Anexo número 1 de Jaksic ( 2010 , p. 59 ). 263 Es difícil determinar hasta qué punto esta política del no conflicto es en Bello resultado de sus malas experiencias con el conflicto. Bello dice ser un “escép- tico” de la política. Aun en su último mensaje presidencial redactado en 1860 para Montt, dice que “la luchas políticas tienen elementos extraños al interés general”. “Mensaje del Presidente de la República en la apertura del Congre- so Nacional de 1860 ”, en Bello (Vol. XIX, p. 449 ). En una carta, fechada en Valparaíso, el 4 de mayo de 1852 y dirigida a su hijo Juan, que por entonces se hallaba exiliado, escribe un manifiesto contra el partisanismo político: “Mi querido Juan: Tu destitución me ha causado gran sentimiento, y sólo me con- suela la idea de que ella tal vez acabará de decidirte a no pensar en la funesta y estéril política y dedicarte a tu profesión. Vivo persuadido de que aun a ella te seguiría la desgracia, si permanecieras abanderizado, en la oposición, porque para los clientes es de mal agüero un abogado opositor, como se lo han dicho a Valdés algunos de los principales comerciantes de Valparaíso, en la diligencia

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