Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
510 personalidades afines a su sistema privado —lo estamos viendo—, pero también público: las dotes, por ejemplo, del “escribano” anota- das por Bello, bien podrían extenderse a la de toda administración de asuntos que atañen a la fe pública: “Es necesaria a la vez la docilidad, la firmeza siempre, algunas ocasiones el prudente disimulo, en todas, la franqueza propia de la verdad, y en cualquiera circunstancia la mo- deración y decencia en las acciones y en las palabras”. 212 Los citados son verdaderos elementos de un estilo estatal, que debía mantenerse por sobre las rencillas, guardar la calidad de tercero imparcial, en que no hablan las pasiones sino que la razón privativa de la función. francia y el cid Todavía a fines (e incluso después) del siglo XVIII, el XVII francés era el gran siglo, el universal por excelencia, el de Luis XIV al que Vol- taire dedicó tantas atenciones, aclarando con su brillante desparpajo: “Hasta entonces no hubo ningún escritor de genio que diera a la len- gua francesa cadencia, dignidad y propiedad de estilo”. 213 Muchos se educaban, en consecuencia, bajo la luz de esa época, que hoy ha sido un tanto olvidada. Esto explica que Bello haya recibido una educación ligada a los autores de ese siglo. Como resume Paul Bénichou: Al permitir encontrar, en la evolución literaria del siglo XVII, así descrita a grandes rasgos, y en la evolución moral más profunda de la que es testigo, el diseño de su historia política: la época de los la lengua castellana dirigidas a los padres de familias, profesores de los colegios y maestros de escuela”. En efecto, Bello ponía sobre el padre de familia el peso de la educación elemental, lo que inevitablemente hace pensar que o bien buscaba en primer lugar mejorar la educación de un sector preciso de la población o bien confiaba en el estado de la educación popular de su tiempo. 212 “Escribanos”, en Bello (Vol. XVIII, p. 595 ). A lo que agrega aspectos patrimonia- les que dicen relación con el lado privado del personaje: “Sobre las calidades ya apuntadas, debería desearse que los que hubiesen de ser admitidos al oficio de es- cribanos, después de haber pasado por una prueba seria de su calidad y conducta, fuesen hombres de mediana fortuna, y radicados en el país por medio de alguna propiedad inmueble, porque estas circunstancias hacen al hombre más dedicado al cumplimiento de sus obligaciones, más adherido a su estimación, más temeroso de contrarios resultados, y son por lo mismo una garantía que asegura la persona”. 213 Voltaire ( 2016 , p. 449 ).
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