Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
486 Es con el paso a Chile cuando desarrollará en todo su esplendor las tenazas del estilismo, y quedarán en evidencia las diferencias que lo separaban de Bentham y los suyos. “Chile —escribirá Grases— [es] el gran escenario de su proyecto civilizador”. 166 La poesía irá quedando sin su poeta. El estilo será el que irá dando el contenido a la expre- sión del Estado y la propia de Bello. Como ocurre con las fábulas de Esopo, La Fontaine o Iriarte, muchas de las cuales son herederas al ciento por ciento de sus causahabientes, la moraleja se irá afinando en la filosofía moral y será confirmada por la práctica. Explican los hermanos Amunátegui: [Bello] ha seguido en la composición [de la fábula del Caballo y el buey] la práctica del mayor número de los fabulistas clasicos, quienes no han vacilado en usar argumentos ajenos, buscando el mérito de la orijinalidad en la nueva forma, i a veces en la nueva aplicación, que daban al sujeto. En las doscientas cuarenta i nueve fábulas que ha dejado La Fontaine, i que constituyen su gloria, solo hai treinta cuyas materias no hayan sido tomadas a otros au- tores, i todavía en esas treinta hai tres que relatan sucesos reales i contemporáneos. 167 Y esta será, como ya se ha adelantado, una de las decisiones que bien pueden ser llamadas filosóficas pero que no se llevan a la práctica en primerísimo lugar; quedan casi siempre pospuestas. De ahí que el im- perio de la ley sea guardado y a la vez fomente este estilo. 166 Ramos ( 2011 , p. IX). 167 Gregorio Víctor y Miguel Luis Amunátegui ( 1861 , p. 215 ).
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