Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

484 Pero no perdamos el hilo que nos conduce: aquel del problema en- tre filosofía, poesía y política. Se ha dicho que con Goethe, en Alema- nia, el poeta pasó de ser un vagabundo de caminos a verse sepultado en compañía de príncipes. Si bien —siendo permisivos en la exage- ración— se trataba del “reino mismo del caos” con una literatura su- mida en la “anarquía total” —como llamó Thomas de Quincey a la Alemania de Goethe—, 162 este triunfo del poeta en los recintos que no le pertenecen en la historia reciente —sí en la antigua— es en España un logro del romanticismo. Muy propio de la época romántica —dice Llorens— son los escritores que participan de la política: Una de las diferencias que separan a los escritores del antiguo régi- men de los que vinieron después es su participación en la vida po- lítica. Fenómeno general en otras partes de Europa, sobre todo en Francia. Con la excepción de Jovellanos, no hubo literato de nota en España de Carlos IV que desempeñara en el gobierno cargo de importancia. 163 La poesía se volverá muy ofensiva, saldrá a la calle, cantará a la guerra y a la paz, a la hermandad entre las naciones y al nacionalismo armamen- tista. “Es una rara monstruosidad que haya sabios en la corte”, y cinco o seis poetas “es tener una academia”, 164 escribe Victor Hugo en su drama censurado El rey se divierte . Y claro, poetas-sabios como Goethe habían entrado más en las cortes políticas por sabios que por poetas; una vez dentro, los poetas pudieron prescindir de la artimaña del consejo que los había introducido allí y organizaron esas “academias” que detestaba Hugo, que eran sus propias cortes en que ellos eran los príncipes. Mas, como este último o como Lord Byron, Lamartine o Chateaubriand, el poeta del siglo XIX será muchas veces un hombre de acción por fuera de la corte o contra la corte, sea la absolutista o la liberal. Bello replicó el caso de un poeta-sabio cortesano en tiempos en que venía en desuso; 162 De Quincey ( 2017 , pp. 15 y ss). 163 Llorens ( 1980 , p. 86 ). 164 Victor Hugo, Le roi s’amuse , Acto 1 , Escena 4 . “Una caballeriza” en vez de “una academia”, traduce Ventura de la Vega, en Hugo ( 1838 , p. 10 ).

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