Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
45 segundo tono es el del homenaje y la conmemoración, presente en las obras recopilatorias de Guillermo Feliú Cruz, Eugenio Orrego Vicuña, la reciente breve biografía del romanista Alejandro Guzmán, o la del historiador Raúl Silva Castro, quien en su obra de 1965 decía: “La in- tención de este libro es, pues, la de un tributo de homenaje al hombre y al escritor. Cualquier expresión que parezca llamada a desdorarlo, debe tenerse por no escrita”. 62 Un tercer tono es el de las lecturas his- toriográficas profesionales contemporáneas, como la de Iván Jaksic o el más sazonado ensayo del profesor de Yale Emir Rodríguez Mone- gal, la refrescante biografía cultural de Luis Bocaz, o los dos tomos de Andrés Bello, codificador , de Alejandro Guzmán Brito (con ese segun- do tomo formidable de fuentes). Ellas, por lo general, no incurren en apologías, pero no están exentas de alguna forma de admiración natu- ral. Un cuarto tono es el de una crítica juiciosa desde la sospecha, que ha sido quizá la más nueva, y en la que encontramos los trabajos de Belford Moré, Cecilia Sánchez, Grínor Rojo, Carlos Ruiz Schneider, Carlos Ossandón y otros. En un quinto inciso podría citarse el ensayo virgiliano de Antonio Cussen, que no puede ser catalogado según nin- guno de estos cuatro tonos, seguramente porque es una monografía sobre un asunto muy específico que apasionaba a su autor y que, por lo tanto, despertó aspectos inéditos. Hay, por último, una infinidad de estudios sobre la gramática (por ejemplo, el de Amado Alonso), el Derecho Internacional y el Civil, el constitucionalismo, las formas de hacer historia (Jaksic, Suberca- seaux), el periodismo en el siglo XIX, la poesía neoclásica y románti- ca (los ensayos de Pedro Grases y Durán Luzio), donde Andrés Bello aparece como una figura fundamental, que luego desaparece para dar paso a otras muchas. permitió comprobar que Bello había nacido el día 29 de noviembre de 1781 y no el día 30 de noviembre de 1780 que es la fecha que Bello repitió hasta el cansancio. “Nuestro protagonista, que llegó a saber tantas i tan variadas cosas, i que las supo tan bien, ignoraba la fecha exacta do su nacimiento. ¿Cómo habia incurrido en semejante equivocación? Por mi parte, no puedo esplicarlo”. Mi- guel Luis Amunátegui ( 1951 , p. 2 ). 62 Silva Castro ( 1865 , p. 16 ).
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