Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

442 Con todo, para que aquella ecuación prosperase, se precisaba de un equilibrio. Ese equilibrio era el que se esforzaba Bello por con- seguir. Asimismo, su búsqueda explica por qué su posición ameri- canista fue tan preciosa, tan fina, en combinación casi alquímica. La América valiosa debía surgir de este complejo equilibrio entre influencias europeas y vindicación de las consonancias propias. Su estudio de la lengua como si fuese la única existente (pero asis- tiéndose de todo el arsenal de la ciencia europea), es parte de esta búsqueda; su Código Civil , tan ecléctico en influencia, tan descom- prometido con un único modelo, es otro ejemplo; su Principios de Derecho de Gentes , bajo los cuales palpitan las consideraciones de la geopolítica americana, lo es también. Nótese que todos estos textos son consolidados normativos con un fondo descriptivo: resultan de una tensión entre hecho y norma. La normatividad bellista no era una pura propuesta que —a la Bentham (o, mejor dicho, el estilo desatinado)— se quedara atrapada en archi- vos epistolares, ni en utopías ilustradas (a la Kant): la normatividad bellista logra un efectivo posicionamiento político, que resulta del hecho que el personaje se mezcla en asuntos políticos de naturaleza más pedestre, de ahí que esta normatividad americana sea la de un gramócrata, que se expresa incluso en la censura. Y no es exagerado decirlo, porque cercó a la república de un estilo frente a la influencia externa, que se abría y cerraba según convenía, y fue oficialmente un censor, aunque uno liberal (no era una paradoja) que se hizo de ese cargo casi para abrir el estilo tanto como lo hiciera posible la aduana nacional y la americana. Esta misma aduana ilus- trada tuvo casos extremos en otros lugares del viejo Imperio Español americano. Una de ellas fue “la línea sanitaria” con la que el doctor Francia aisló al Paraguay entre 1816 y 1840 del resto de América del Sur, cuando la región —según las palabras del contemporáneo Car- lyle— parecía “una inmensa perrera atacada de hidrofobia”. 73 Era esa, por supuesto, una aduana de estricta censura. 73 Carlyle ( 2017 , p. 105 ).

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