Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
435 El orden de los conservadores no era un orden paciente, quería ver quietud inmediata. No contemplaba en los movimientos excesivos el germen de una nueva adecuación, que era la confianza liberal, la es- peranza que hacía del liberalismo una ciencia paciente (pese a los arranques de tantos liberales hispanoamericanos del siglo XIX). El estilo conservador era un “orden basado en el sosiego y una tranqui- lidad establecida en la obediencia”, 64 escribió Norberto Pinilla. Bello no era de esta idea. paciencia poética Y es que la paciencia es el hábito en que se origina la ciencia de la paz. Por eso, Bello o la paciencia , podría llamarse su biografía. La paz-cien- cia —insisto en este arreglo sonoro— era también el estilo que predi- caba y practicaba. Esa paz-ciencia llegaba al límite de lo exasperante. Su “ciencia” procedía de un conocimiento de la geografía espiritual de los pueblos. Cuáles eran las sierras, los valles, las cuencas, los acanti- lados invisibles a las ideas ilustradas. La paz-ciencia de Bello buscaba saber por dónde corría el agua, a qué faldeo daba más el sol, cuál sue- lo era gredoso. En tales conocimientos era especialmente romántico. Aceptaba los “adelantos” morales de la Revolución francesa (no era contrario a ellos) pero sabía de esperas, de circunstancias, de pasio- nes, de rincones a que había que prestar la mayor atención. Bello piensa en la paz de los romanos. Su traducción de la Oda XVI, libro II de Horacio nos habla de la paz que requiere toda empresa di- fícil. En el poema escuchamos también la palabra “paciencia”, como telón de fondo. Aunque no la publicó en vida, un fragmento —las dos primeras estrofas— fue incluido por Miguel Luis Amunátegui en Vida de don Andrés Bello : Pide la dulce paz del alma al cielo el navegante, si preñada nube en el Egeo le escondió la luna, 64 Pinilla ( 1948 ).
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