Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

39 que constatar muchísimas otras letras, más o menos dispersas, pero todas editadas, en las cuales aparece el sustento de aquellos tres ele- mentos que hemos propuesto, entre las que se pueden mencionar muchas de sus poesías, artículos periodísticos publicados en Lon- dres y Santiago, y sus cartas, como también sus cuadernos londinen- ses recientemente publicados. Sus papeles son sus funciones terrenales. Bello es un intelectual que ocupa cargos públicos y en ellos cristaliza buena parte de sus ideas. Ahí encontramos al Bello agente en Londres, al secretario de la Can- cillería Chilena, al Bello senador, al “rector epónimo” 54 de la Univer- sidad de Chile, al escritor oculto de los mensajes presidenciales, al redactor periodístico oficialista y al integrante de tantas comisiones gubernamentales. En sus papeles vemos consolidarse al gramático que es también operador político; es decir, el gramócrata. En cuanto al espíritu , es aquí donde entiendo a Bello en los contex- tos de su tiempo, especialmente los de la historia europea. Compren- der algunos de estos contextos primordiales de Bello en la historia, permite entender su “diferencia” americana tanto como su “diferen- cia” europea, y desde ahí su espíritu. Percibir el espíritu de Bello —en sus contrastes, similitudes— ayu- da a solventar cómo la libertad, el imperio y el estilo constituyen su calidad de gramócrata, que, en este caso, es la búsqueda de una nor- matividad propiamente americana, un estilo del mundo que se creía libre, más que cualquier otro sobre la faz de la Tierra. El Bello de sus letras y papeles ha sido sin duda el más estudiado. Desde Miguel Luis Amunátegui hasta Barry Velleman, Luis Bocaz o Iván Jaksic, por mencionar a los clásicos. Sin embargo, el Bello del espíritu ha invitado a menos incursiones: Amunátegui, Grases, Ro- dríguez Monegal, Antonio Cussen, Durán Luzio, Belford Moré, Luis Bocaz han escrito grandes trabajos. Este es un intento por comple- mentar algunos puntos e inventar otros tantos. Ha hecho falta algo más que contextos espirituales de Bello. Cuá- les son, sin ir más lejos, los personajes contemporáneos en que apa- recen similitudes, contrastes e identificaciones. A quiénes Bello lee, 54 Ávila Martel ( 1978 , p. 10 ).

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