Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
389 sino en el campo de batalla. ¡Pero qué! ¿No hizo Colombia la guerra al Perú? ¿Buenos Aires al Paraguay? ¿El Perú a Bolivia? ¿Chile a la Confederación Perú-Boliviana? ¿No hierve todavía la larga querella de la federación argentina con la República Oriental? La completa separación de las repúblicas hispano-americanas es el hecho indis- putablemente consumado. 402 Y pasa a comentar el proyecto de Bolívar, el Congreso de Panamá, el ideal de una América hispánica unida federalmente, y la efímera Gran Colombia: Aquella alma ardiente de Bolívar, para quien lo grandioso, lo colo- sal, tenía un prestigio irresistible, quiso en vano resucitar la idea de don Juan Egaña. El congreso Panamá, uno de sus pensamientos de predilección, abortó. La república misma de Colombia, su obra peculiar, fue una creación efímera; al cabo de pocos años de una existencia débil y achacosa, sus principios interiores de repulsión prevalecieron; los tres vastos cuerpos unidos en ella se desprendie- ron espontáneamente; y sin convulsión, sin estrépito, volvieron al estado natural de disociación, que las glorias militares adquiridas de consuno, y el triunfo común, y el prestigio del héroe, no pudie- ron violentar largo tiempo. 403 construir babel sin ofender a dios Para entender su sensación, hay que recordar que en la visión de Bello existe una doble postura con dos eventos fundamentales de la historia mítica de los imperios humanos: una es la erección y destrucción de Babel, en el Génesis; y la otra es la destrucción y erección de Troya (Roma) en La Eneida de Virgilio. La destrucción de Babel produjo la inmediata confusión de las lenguas: un nuevo ordenamiento divino en el cual el orden único de la humanidad ha quedado vedado. Las 402 Ibid ., pp. 332 - 3 . 403 Ibid ., p. 333 .
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