Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

370 Principiamos por la tierra, porque es de todos los grandes cuerpos referidos, el más importante para nosotros, que vivimos en ella y contemplamos desde su superficie la hermosa decoración de los cielos, y los movimientos de todos los astros. 365 La Tierra es así el centro existencial del universo; no puede sino ser así para los seres humanos, piensa Bello. Él mismo se deshace de la perspectiva natural. Primero sugiere las impresiones geocéntricas del derogado sistema de Ptolomeo, para pasar a simplificar las impre- siones celestes proponiendo —como una solución a esa perspectiva geocéntrica— el sistema debido a Copérnico. En un hermoso reorde- namiento poético, explica: Los planetas en su movimiento aparente avanzan algunas veces con rápida velocidad; otras lentamente; paran a veces; a veces retroce- den. Pero si su punto se refiere al sol, como un punto céntrico, toda esta irregularidad desaparece, y se resuelve en una ley simple y ge- neral, que es la misma a que está sujeta la tierra, suponiendo (como es indudable) que ella misma circula también alrededor del sol. 366 Este descubrimiento de la simplicidad, aplicado al estilo, es el neocla- sicismo. Es, además, una muestra de la capacidad pedagógica-poética de Bello para ilustrar el paso de Ptolomeo a Copérnico, como si se tratase de un reajuste de la naturalidad. Las nociones de este y oeste, en las explicaciones que Bello ofrece del sistema solar imaginado des- de la Tierra, son las coordenadas del hemisferio sur, no las del norte. Es decir, Bello propone no solamente comenzar a pensar el universo desde la Tierra —como resulta problemático después de Copérnico—, sino que además propone hacerlo desde su lugar personal de trabajo, esto es, el hemisferio sur. No contento con eso, desde un comienzo, la perspectiva no es solamente la de la Tierra-individuo del hemisferio sur, sino también la de las costas de Chile, quizás Valparaíso: “Si la tierra fuese plana, pudiéramos alcanzar a ver las regiones distantes 365 Cosmografía , en Bello (Vol. XXIV, p. 5 ). 366 Ibid. , p. 118 .

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