Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

365 ruinas La gran civilización pronto deslucirá. El romanticismo de un hijo como Carlos Bello no verá en ella sino versiones más avanzadas de una misma ruindad. Escribe a su padre desde París, en 1847 una carta donde exceptúa a Chile de los males del mundo, y añade: Estoy convencido de que todos los gobiernos existentes son malos; y todos los estados sociales sumamente imperfectos. Falta una idea que produzca en esta parte los efectos que el vapor en la mecánica; y mientras no aparezca, no espero mejora importante. En Europa, se habla del poderío y riqueza de la Gran Bretaña; y los diarios traen cada mañana la lista de los que mueren de hambre en Irlanda y Esco- cia. En Francia, los pueblos se amotinan por el pan, roban y asesinan con este pretexto. No sé si este mundo concluirá algún día su educa- ción social; pero después de seis mil años está aún muy atrasado. 358 Dos años después, Francisco Bilbao escribe a Bello desde París, el 31 de julio de 1849 : El espectáculo del día es lamentable. Anarquía en las creencias y principios, inmoralidad por todas partes. Multitud de sectas que se combaten, reputaciones que se pierden, literatura nauseabun- da, inmoralidad indiferente, reino de oro, egoísmo miserable en el fondo, corrupción invasora de todo lo santo y lo sagrado, clase media despreciable e impotente, olvido de las tradiciones heroicas, desprecio y ceguedad por las mansiones de la luz y del fuego. Qué de males, qué miseria, qué lujo, qué imprudencia en lo público y privado, pero el pueblo vive, el pueblo virginal y vigoroso, francés siempre, hospitalario, pronto a alzarse al son de la trompeta por la libertad y la gloria. Y al lado de todo como en la montaña miste- riosa Lamennais, Quinet, Michelet y otros pocos que conservan el fuego sagrado. 359 358 Epistolario II, en Bello (Vol. XXVI, p. 150 ). 359 Ibid ., p. 197 .

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