Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
295 No he querido [...] apoyarme en autoridades, porque para mí la sola irrecusable en lo tocante a una lengua es la lengua misma. Yo no me creo autorizado para dividir lo que ella constantemente une, ni para identificar lo que ella distingue. No miro las analogías de otros idiomas sino como pruebas accesorias. Acepto las prácticas como la lengua las presenta; sin imaginarias elipsis, sin otras explicacio- nes que las que se reducen a ilustrar el uso por el uso. 209 Asimismo, Bello respalda un uso particular del castellano, lo prefiere a consideraciones del latín y luego, aunque no tendría por qué, busca una garantía adicional en el francés: Sobre todo, se trata de un hecho. Explíquese como se quiera; la len- gua modifica a ser y estar con la misma forma de ello de que se sirve para el complemento acusativo. Lo aparece de dos modos en la len- gua; ya limitado, determinado por alguna modificación ( lo blanco, lo negro, lo de ayer, lo del siglo pasado, lo que nos agrada, lo que aborre- cemos), y entonces es indeclinable; ya absoluto, sin determinación ni limitación alguna expresa ( lo creo, lo vi, lo pensaré), y entonces lo (neutro) es acusativo de ello. ¿Por qué se ha de mirar el lo absoluto que modifica a ser y estar, como algo diferente del lo absoluto en todas las demás circunstancias, sin excepción alguna? Aceptemos las prácticas de la lengua en su simplicidad, y no las encojamos y estiremos para ajustarlas al lecho de Procustes de la lengua latina. Ni es la castellana la única que da por predicado a ser un acusativo neutro, que reproduce nombres precedentes. En francés le, acusativo de il, es masculino o neutro. “Connaissez-vous cet homme là? —Oui, je le connais”. “Ne voyez-vous pas qu’il veut vous tromper? — Je ne le vois que trop”: le, masculino en la primera respuesta, no es masculi- no ni femenino en la segunda; es un verdadero neutro. Ahora, pues, cuando se pregunta a una mujer “êtes-vous hereuse?” y ella responde je le suis, ¿qué es este le sino un acusativo neutro? Madama de Sévig- né pretendía que debía decirse je la suis, reprobando el uso general en cuanto al género, pero no en cuanto al acusativo. En lo primero 209 Gramática , en Bello (Vol. IV, p. 8 ).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=