Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

290 ¿ qué fue la gramática ? Pero, antes de seguir, revisemos qué entendió Bello por gramática. La fundamentación racional de la gramática, que distingue a la Gra- mática de Bello de un manual de procedimientos gramaticales, no es solamente una glosa a la descripción de la lengua. O, como dijera el mismo Bello: “Desentrañar el mecanismo de la lengua algo más allá de lo que puede ser necesario para la práctica, no es materia que deba considerarse como ajena de la Gramática”. 196 Bello, de todos modos, no gusta de las consideraciones metafísi- cas a la hora de pensar la lengua: sus clasificaciones no buscan sino atenerse al uso. 197 Para observarlo en sus propios términos —y solo a modo de ejemplo— detengámonos en el Capítulo XV de la Gramática , artículo 293 (a) , donde señala: Primeramente, los demostrativos sustantivos se representan unos a otros. Si digo, por ejemplo, « Eso me desagrada», no puedo aña- dir, «Es preciso no pensar más en él», ni «en ella », sino «en ello ». Así eso , masculino en cuanto pide la terminación masculina del 196 Gramática , en Bello (Vol. IV, p. 378 ). 197 Por ejemplo, en lo que respecta a clasificación del pronombre como distinto del nombre: “El pronombre, se dirá, tiene una cosa que lo diferencia, que es ponerse en lugar del nombre para evitar su repetición. Pero tomar el lugar y hacer el oficio del nombre, y esto no accidentalmente, sino por su naturaleza y por la constitu- ción del lenguaje, ¿no es serlo verdaderamente? El pronombre, a semejanza del nombre, se divide en sustantivo y adjetivo; tie- ne número y género como el nombre; se declina (según dicen) como el nombre; no le falta, en suma, ninguna de los oficios y caracteres de los nombres. Y si es al uso de las palabras a lo que debe referirse su clasificación, no comprendo cómo han podido colocarse el nombre y el pronombre en categorías diversas. Ni ponerse en lugar de nombres para evitar repeticiones fastidiosas es tan pe- culiar el pronombre que no lo hagan a menudo los nombres apelativos. En una historia de Carlos V se dirá muchas veces el Emperador, para no repetir el nombre propio de aquel príncipe. Por otra parte, el que habla de sí mismo dirán cien veces yo, y acaso se designará una sola a sí mismo con el nombre que le pusieron sus padrinos; ¿cuál es entonces la repetición que se trata de evitar? Pero doy de barato que el pronombre en ciertas circunstancias o en todas pre- sente alguna marca tan peculiar suya que no se encuentre en ninguna otra clase de palabras. Si por lo demás posee todos los caracteres esenciales del nombre, ya sustantivo, ya adjetivo, será una especie particular de sustantivo o de adjetivo, no una parte de la oración distinta de ellos. Los nombres numerales no dejan de ser nombres por el significado que los caracteriza, ni los verbos impersonales o defectivos dejan de ser verbos las inflexiones de que carecen”. Gramática , en Bello (Vol. IV, pp. 364 - 5 ).

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