Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

283 analogía latina Se estudiaba latín a comienzos del siglo XIX para entender la lógica del castellano y preservarlo de todo cuanto tenía de propio, más allá del gobierno de la lógica latina. Esta permanente corrección del español, en base a la presencia fantasmal de la lengua ancestral —que había poseído a tantos universitarios peninsulares—, invadía otras aulas. En Chile se estudiaba aforismos jurídicos latinos en Derecho, porque eran irresistibles argumentos de autoridad. Una verdadera superstición de la lógica latina. Por supuesto, Andrés Bello y sus discípulos chilenos eran, simultáneamente, los más eximios latinistas y los más declarados enemigos de esta religión falsa. 187 El hijo más querido de Bello, Fran- cisco, fue un latinista resuelto, pero contra el habla segregadora de los latinazgos forenses, Bello no salpicó la escritura del Código Civil de la- tinismos farragosos. Al contrario, esta obra está prácticamente libre de ellos. En el Código Civil , los latinismos heredados del Derecho Romano solamente aparecen como sustantivos. Los abogados, en esto, no han seguido a Bello y han preferido lucir el latín que no saben, con los ex ante , los ex post , los in fine , sine qua non , in contrahendo , los a contrario sensu , los a fortiori , priori , posteriori , los animus , casus y fumus , y un largo etcétera con el que “lector non perturbandus” . 187 Ver la polémica en torno a volver opcionales los estudios del latín protagonizada por los hermanos Amunátegui, en Donoso ( 1946 ).

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