Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
281 grafema nombre del grafema grafema nombre del grafema LL lle RR rre M me S se N ne T te Ñ ñe U u O o V ve P pe X exe Q cu Y ye R ere Z ze ¿Qué había pasado con la c y la h ? Bello y García del Río explicaban sin anestesia: “Quedarían así desterradas las letras c y h , la primera por ambigua y la segunda porque no tiene significado alguno”. ¿Y no eran también ambiguas la b y la v ? La v y b no eran consideradas ambi- guas y, por lo tanto, no sufrían el destino de la c , porque Bello y García del Río no tenían resuelto el fenómeno del betacismo, por lo tanto, ambas letras podrían haber designado fonemas distintos, es decir, el bilabial sonoro ( b ) y el labiodental sonoro ( v ). ¿En qué se basaban? Paradoja: en la ortoepía , la cual señala “la buena pronunciación que la ortografía representa”. Bello propuso el sinceramiento de la norma ortográfica, pero no se trataba de un sinceramiento ingenuo que descansase sobre la mera fonética. En esta temprana ocasión, Bello entendía la fonética, en el fondo, como una ilusión local, y que, para mantener vivo el espíritu imperial de la lengua, había que hacerla converger sistemáticamen- te, rigiéndose por ciertas prescripciones mínimas cuando hiciera fal- ta, como la de la ortoepía. El sinceramiento de Bello respondía así al mayor fonetismo universal posible, precaviendo al castellano de esa suerte de esquizofrenia que ocurría con el habla y la escritura del francés, que inicialmente se pronunciaba como el latín. Una vez en Chile, Bello puso en marcha algunos aspectos de esta reforma. Desde 1844 y hasta el 12 de octubre de 1927 —cuando el ministro de Educación de Carlos Ibáñez del Campo, Aquiles Verga- ra Vicuña, abolió la reforma ortográfica—, es decir, durante 83 años, Chile oficialmente tuvo una ortografía distinta a la promulgada por la
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