Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

274 la real academia española y la divergencia En este primer periodo, el punto cúlmine lo tenemos en 1713 con la creación de la Real Academia Española. Esta academia propuso codi- ficar positivamente la lengua y acoger ciertos regionalismos. Al prin- cipio, sostiene De Granda, esos regionalismos solo son españoles, pero pronto se cuelan los americanos. Además, el Diccionario incluye americanismos que aparecen “autorizados” por escritores como el Inca Garcilaso de la Vega, el agustino peruano Fernando de Valverde y el jesuita chileno Alonso de Ovalle. 164 Guitarte sostiene, empero, que no hay que confundirse, puesto que esas solo eran autoridades en una dimensión geográfica. Con el segundo periodo, esto es, el de la desaparición del Imperio Español y el proceso de Independencia, acontece la época de la di- vergencia. La anterior pensaba simplemente que se había producido una “expansión geográfica del español europeo”, que se limitaba a los funcionarios que iban llegando desde España. Guitarte señala varios puntos que caracterizan esta segunda etapa: en primer lugar, el espa- ñol ya no es una expansión geográfica, es la lengua que se ha hecho parte de esas nuevas naciones, con toda una personalidad propia. 165 En segundo lugar, anota que se intenta “afirmar” la propia personali- dad, es decir, hacerla consciente e insistir en ella. Con la ascensión al poder de los hijos del Nuevo Mundo, ya no se teme a vindicar lo propio. Estamos aquí ante un cambio en las valora- ciones. Esto marca además un repunte cultural de las identidades de las nuevas naciones. Habían razones poderosísimas para descuidar la convergencia de la lengua. Considérese que, en su Memoria leída ante la facultad de humanidades de la Universidad de Chile en octubre de 1843 , Sarmiento propuso una ortografía “vulgar, ignorante, americana para que en los libros escritos en ella aprendan a leer en cuatro días nuestros hijos”, y precisaba: 164 Ibid., p. 76 . 165 Ibid., pp. 76 - 7 .

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