Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
272 encuadre: no ha tomado en cuenta una variable un tanto exógena: la de las intenciones geopolíticas de Andrés Bello. En efecto, la estandarización de Bello quería subyugar a la España misma. Esta forma de verlo, que puede resultar exagerada, merece ser considerada, por cuanto da cuenta del espíritu que anima muchas afirmaciones de Bello relativas a las polémicas por la emancipación de la lengua americana y la autocorrección de esa lengua. No es, por otra parte, del todo novedosa: el primer gran gramático castellano —Nebrija— no era él mismo castellano, era un andaluz, es decir, un hablante de la periferia. 160 la extensión de la lengua Guillermo Guitarte, en un interesantísimo recorrido por la historia de la unidad, el divorcio y el reencuentro de una comunidad de habla —que son los tres periodos que él distingue—, sostiene que, para de- terminar el sentido de la lengua estándar o la norma lingüística, antes es necesario saber cómo fue que el español se transformó en la lengua de veinte naciones. Como lengua internacional —tal como otras de la antigüedad—, el español corresponde a un fenómeno conocido como “extensión de lengua”. La extensión del español equivale a la extensión imperial de España. Hay en ello dos épocas: una ajustada al uso metropolitano, el propio de la época colonial; y el surgimiento de regionalismos y usos idiosincráticos a partir de la Independencia. Guitarte, como veremos luego, añade una tercera etapa. El primer periodo es el de la unidad. Guitarte señala que, desde un inicio, el español americano nunca fue excluido de la lengua españo- la. Por ejemplo, en Del origen y principio de la lengua castellana , obra de Bernardo de Aldrete del año 1606 , se dedican cinco páginas a la historia de la “hispanización” y al español de América. Aldrete fue un “hombre de la monarquía universal”, 161 que dedicó páginas a celebrar 160 Peñalver Castillo ( 1991 , p. 223 ). 161 Guitarte ( 1991 , pp. 69 - 70 ).
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