Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

271 centros virreinales, y está relacionada con el surgimiento de la Real Academia Española y las correcciones del habla en los centros del Imperio Español donde la presencia de peninsulares, y especialmente castellanos o seguidores de la “norma prestigiosa”, era más o menos seguida. En otros lugares, como Chile, donde la presencia de peninsu- lares y la fuerza de la metrópolis fue menor, la estandarización habría sido más débil. Por ejemplo, la correspondencia de los Toro Mazote muestra cómo un castellano peninsular se adapta, se acomoda a la koiné presente en Chile del siglo XVII, y cómo su hijo simplemente la habla, sin insistir en mantener las peculiaridades que, pese al acomo- do, lucía el padre. La estandarización de Bello es un proyecto posterior, similar a la del argentino Antonio José Valdés y el catalán Antonio Puigblanch, gramáticos ocupados de la corrección castellana del español ameri- cano. 159 No es una imposición peninsular que intenta corregir la su- puesta koiné de aquel entonces. Es un intento de generar una neokoiné hispanoamericana con arreglo a una estandarización propiamente americana. Esta variante es central, e históricamente posterior, tanto a la koiné inicial como a las estandarizaciones virreinales, que pueden contarse entre los motivos de la antipatía hacía los peninsulares por parte de los futuros independentistas. Y entonces, ¿qué veía Bello en su tiempo? Obviamente no veía ya tal cosa como la supuesta koiné de los siglos XVI y XVII. Veía un re- voltijo de divergencia, de estandarizaciones medianamente exitosas y otras decididamente frustradas, y un estrato común propio de la antigua koiné . Esta pareciera ser la teoría del caso manejada por Bello. Y su aporte en ello estuvo en evitar la mera continuación del proceso inconcluso de estandarización y en posibilitar un castellano común americano, una nueva koiné, gracias a una estrategia de estandariza- ción que él mismo diseña y de la cual su Gramática de la lengua caste- llana destinada al uso de los americanos es la mejor prueba. Pensar que los trabajos gramaticales de Bello se enmarcan en la historia de la estandarización del siglo XVIII, como si se tratara de un resabio de la misma bajo nuevos cielos, es, a mi parecer, un mal 159 Lodares ( 2001 , p. 230 ).

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