Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
264 preservar el imperio a través de la lengua En su libro de divulgación Gente de Cervantes , Juan Ramón Lodares, su autor, anota un preocupante diálogo entre un criollo americano, un negro americano y un gaucho de Martín Fierro . El resultado de este diálogo es la incomprensión mutua más desesperante: “En dos o tres generaciones [...] malamente iban a poderse entender entre ellos”. 139 De la diversidad ortográfica ni hablar, que resulta tan llamativa en los cuadernos de apuntes de Londres. 140 Por lo mismo, era fundamental el papel de los intelectuales en la forma y sentido que se daría a las repúblicas. Y en ello estaba el predominio del lenguaje, del idioma común: a la caída del Imperio Español, el símil del latín, es decir, el castellano, debía sobrevivir. Para Bello, pues, el castellano era una herencia de la dominación que no significaba, ineludiblemente, abandonarse al partido del rey o el de España. “Bello buscó con empeño —dice Cecilia Sánchez— evitar la babelización que impide el pensamiento , el comercio y la de aquella poesía medieval, que Bello vindica con los mismos instrumentos de la ortología clásica. Por eso insistió en erradicar los préstamos franceses para los cuales había equivalencia en el español. Le obsesiona el asunto y lo cuela en muchos lugares. Por ejemplo, en esta reseña a la Memoria de Antonio García Reyes: “El lenguaje del señor Reyes es generalmente puro y correcto. Pero nos permitirá decirle que desearíamos hubiese sido algo más castigado y severo en este punto, dando así un buen ejemplo a nuestros jóvenes, que, a decir verdad, no son bastante cuidadosos en la elección de sus voces y frases. No nos precia- mos de puristas; no condenamos la introducción de nuevos vocablos, cuando son necesarios para expresar ideas nuevas; ni tampoco estamos reñidos con los provincialismos, cuando no desfiguran el castellano, idioma común de la España y de los pueblos hispano-americanos, que está destinado a ser un activo vehículo de comunicaciones intelectuales entre tantas naciones. Lo que repro- chamos ciertamente es la afectación de giros afrancesados, que, empeñando la tersura de la dicción, perjudican mucho al efecto literario de producciones en que brilla el ingenio”. “Memoria sobre la primera Escuadra Nacional. Presenta- da a la Universidad de Chile en la sesión solemne de 11 de octubre de 1844 por Don Antonio García Reyes”, en Bello (Vol. XXIII, pp. 181 y ss). Este artículo que reseña la Memoria de Reyes fue publicado en El Araucano, número 845 , el 30 de octubre 1844 . 139 Lodares ( 2001 , p. 241 ). 140 En los Cuadernos de Londres se lee, por ejemplo: Y en lugar de I inicial en nom- bres propios ( Y nglaterra, Y rlanda, Y talia); x por j (Ba x a Sa x onia), Fri z ia (ver Cuaderno XI, p. 199 ); H en H enrique; Guille l mo, en lugar de Guillermo. Es decir, transcribía sin enmendar faltas. Ver Cuadernos de Londres , en Bello ( 2017 ).
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