Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

259 mejor imperio Recordemos: Bello quería preservar la unidad del Imperio Español sin España. Dicha unidad no se daría gracias a una autoridad europea, sino por el castellano común. Bello veía en el castellano la condición de posibilidad de la fluidez comunicativa. La comunicación era esa realidad nacida de la claridad “matemática” propia de la gramática: “La gramática enlaza las ideas una a otra, como el calculo combina los guarismos”, escribe en su traducción de Madame de Staël. La comuni- cación era para él la manera de mantener en pie los vínculos hereda- dos del dominio español entre las nuevas repúblicas. Esa herencia común no debía constituir un problema, había que sacarle provecho, transformarla en un alto pie forzado. Por eso el imperio para Bello no era un problema. De esta manera, su inge- nio logró aislar aquel ingrediente necesario y suficiente que daría unidad futura a pueblos que tenderían a distanciarse, en virtud de la ausencia de esa administración central común que había sido la monarquía peninsular. Pero por mucho que existiese ese componente feudal fragmenta- dor, la unidad imperial se daba. John Elliott intenta explicarlo: “Re- sulta imposible comprender la supervivencia de la monarquía sin te- ner en cuenta esta lealtad profunda e instintiva hacia la persona del monarca, guardada casi universalmente por tanto tiempo como era

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