Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

253 frente al poder en tanto funcionario. Pues bien, en su juventud, cuando recién entra a las lides del trabajo remunerado, es un funcionario del Imperio Español en Caracas. Este atuendo de funcionario lo mantendrá bajo distintos soberanos. Y es que Andrés Bello pertenecía a una antiquísima categoría de altos funcionarios. Era aquella la de los consejeros que fueron a la vez poetas, como Goethe y Dante, pero, a diferencia del primero y en sintonía con el segundo, llegaría a ser un alto funcionario al servicio de un gobierno extranjero. Un sabio extranjero en territorio extra- ño, que debía saber moverse en una idiosincrasia desconocida, aun cuando aquel nuevo recinto perteneciera a la ecúmene americana (es decir, es un extranjero relativo). En las cortes y los salones endogá- micos, Bello debió internarse hasta volverse covalente con sus miem- bros, cultivar la ternura de la intimidad. Así lo explica en su poema a Enriqueta Pinto de Bulnes: Y perdona, niña, a un viejo, que, como triste graznido de búho, en nupcial festejo, te hace oír el desabrido duro acento del consejo. 114 O el fúnebre a José Tomás Ovalle, de 1831 : Contrista el alma tan acerba pena, y Chile siente tanto, que, en su dolor, es un placer el llanto. Del fuego del más puro patriotismo que en Ovalle ardió un día, ved la ceniza en esa tumba fría. 115 114 “En el álbum de la señora doña Enriqueta Pinto de Bulnes”, vv. 76 - 80 , en Bello (Vol. I, p. 207 ). El poema, que Bello escribió en 1841 , se mantuvo inédito hasta que, veinte años más tarde, en 1861 , Miguel Luis y Gregorio Víctor Amunátegui lo incorporaron a su Juicio crítico. 115 “Inscripciones patrióticas con ocasión de las exequias oficiales del vicepresidente

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