Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

252 trabajo que ha gobernado su vida no ha sido precisamente el que más deseaba, el que le parecía más coherente con su talento peculiar. En Caracas, su fenotipo era el de sus pupilos aristocráticos, entre los cuales se encontraba Bolívar, pero su experiencia vital era la del tra- bajador, no la del príncipe, ni siquiera la del burgués. Sus antepasados habían sido también personas de trabajo, de oficios más sofisticados, como el de músico —su padre— o pintor —su abuelo materno—, oficios que por aquellos tiempos todavía conservaban un halo de servidumbre. Pero esta misma experiencia subalterna, a pesar de sus dotes ini- gualables, hizo de él un mayordomo precavido y un secretario exce- sivamente discreto; un soldado que siempre aguardaba la aprobación de los superiores jerárquicos. La Independencia no se podría haber hecho con un grupo americano de dirigentes como Bello, pero de se- guro un imperio como el español, con funcionarios de su categoría, hubiese alcanzado los cánones romanos y otros más altos. ser funcionario El funcionario es una criatura normativa. Aquel logro histórico dice relación con esa vida para la norma. Bello tiene algo del “consagrado condescendiente” —mencionado por Pierre Bourdieu— 113 que, al con- solidarse en sus funciones, queda autorizado para transgredir. A pe- sar de esto, es difícil determinar cuándo Bello es su norma y cuándo es su condescendiente. Al parecer, sus propias actividades, distintas de las más oficiales, alcanzaron dignificación por estas incursiones, y así prestigió otros territorios, con lo cual la terminología de Bourdieu no parece del todo adecuada. De todos modos, al momento de tratar la relación de Bello con la au- toridad y a Bello —él mismo— como autoridad, me referí a su posición que en esta atmósfera de actividad y movimiento se ha posesionado de mí una invencible pereza? El hecho es que mis libros y manuscritos no han sido pertur- bados un solo momento en el fondo del baúl en que salieron de Santiago, como si los hubiese traído para descansar y refocilarme como el resto de la familia. Pero ya va a cumplirse el último plazo de holgazanería, desde el 16 va a ser otra cosa, no más prórroga”, ibid ., pp. 494 - 5 . 113 Bourdieu ( 2008 , p. 117 ).

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